El carmelita descalzo italiano comparte con Vida Nueva su reciente nombramiento como obispo coadjutor de Bangassou (República Centroafricana)
El pasado 23 de febrero, la Santa Sede anunciaba oficialmente el nombramiento del carmelita descalzo italiano Aurelio Gazzera (Cuneo, 1962) como obispo coadjutor de Bangassou, en República Centroafricana, país al que llegó hace más de 30 años. Allí, el hasta ahora responsable de Cáritas en la Diócesis de Bouar acompañará en su ministerio a Juan José Aguirre, comboniano cordobés con más de 40 años de misión y que, desde el año 2000 pastorea la Diócesis de Bangassou.
PREGUNTA- ¿Sorprendido con su nombramiento?
RESPUESTA.- Hacía unos meses que me habían preguntado si estaba dispuesto a ser obispo. Con muchas reticencias, había dicho que sí, ¡esperando siempre que la elección recayera en otra persona! A principios de enero, me dijeron que estuviera preparado, y el 3 de febrero me llamaron por teléfono desde la Nunciatura, diciéndome que acudiera para una “comunicación urgente”. Cuando llegué, el nuncio me anunció que el papa Francisco me había nombrado obispo coadjutor de Bangassou.
P.- ¿Y qué hizo en ese momento?
R.- Pedí un poco de tiempo y fui a la capilla. Tenía (y tengo) mucho miedo, ante la grandeza del ministerio episcopal, pero ante el Señor, conociendo mi pequeñez, pero conociendo aún más su Misericordia y la Gracia del Sacramento del Orden, dije que sí. Un poco como Pedro, cuando Jesús le pregunta por tercera vez: “Pedro, ¿me amas?”. Y Pedro responde: “¡Tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero!” (Jn 21,17).
P.- ¿Cuál fue su siguiente paso?
R.- La noticia debía permanecer en secreto hasta el anuncio oficial, el mediodía del 23 de febrero. Pero pedí hablar con Mons. Juan José Aguirre. Estaba fuera, en los pueblos de los alrededores de Bema, incomunicado. Solo al cabo de unos días conseguimos comunicarnos, lo que fue una gran alegría. Aprecié mucho su acogida hacia mí, y también su entusiasmo.
P.- Supongo que ya se conocían desde bastante tiempo antes…
R.- Conozco un poco a Mons Aguirre. Llevo en Centroáfrica desde 1992 y nos hemos visto a menudo, y aprecio mucho su valentía y su amor por la gente, sobre todo durante la guerra. Cuando empezamos a hablar, sobre todo en los días anteriores y posteriores al anuncio del 23 de febrero, descubrí la grandeza del trabajo que ha realizado en la Diócesis de Bangassou en estos 24 años: seminario, escuelas, escuela de catequistas, hogares para huérfanos y ancianos, ¡y un buen número de sacerdotes!
P.- ¿Cómo afronta esta nueva etapa de su ministerio?
R.- Será un gran compromiso acompañar a Mons Aguirre en los próximos meses. Sé que tengo mucho que aprender de él, pero también de la gente y de los sacerdotes de la diócesis. Desde el día del anuncio de mi nombramiento he recibido una avalancha de felicitaciones y buenos deseos, y pido a todos que recen por mí. El afecto y las oraciones de tanta gente, de tantas partes del mundo, me están apoyando con fuerza.