El secretario para las Relaciones con los Estados ha defendido en Ammán que el Vaticano “no duda en reiterar el principio de humanidad” ante cualquier conflicto
El secretario para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado del Vaticano, el arzobispo Paul Richard Gallagher, visita esta semana Jordania con motivo del 30° aniversario de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, desde allí ha condenado que la situación humanitaria en Gaza es catastrófica e inaceptable. El prelado ha defendido que el Vaticano “no duda en reiterar el principio de humanidad” ante cualquier conflicto.
Gallagher, en una intervención ante una organización benéfica en Ammán, reiteró que el papa Francisco está constantemente preocupado por la población de Gaza y está “en contacto” casi a diario “con los cristianos que viven en la parroquia de la Sagrada Familia”, según recoge L’Osservatore Romano. Por ello, reiteró el mensaje pontificio de que “es urgente un alto el fuego inmediato en Gaza y en toda la región”. Además de agradecer la solidaridad jornada reiteró que para los palestinos que viven en la Franja de Gaza, “la situación humanitaria es inaceptable y, por decir lo menos, catastrófico”.
Para el secretario “la Santa Sede no duda en reiterar que el principio de humanidad, grabado en el corazón de todos los hombres y de todos los pueblos, incluye el deber de proteger a los civiles de las consecuencias de tales conflictos”. Por ello, denunció que “la protección de la dignidad de cada persona, de los hospitales, las escuelas y los lugares de culto, garantizada por el derecho internacional humanitario” no están garantizados ya que se atenta con el “valor de la vida humana”. En este sentido reiteró el llamamiento de Francisco para que “la ayuda humanitaria se proporcione con prontitud y sin obstáculos a la población civil afectada” así como que “los rehenes israelíes puedan ser liberados inmediatamente y devueltos a sus seres queridos”.
El arzobispo celebró la eucaristía en la iglesia latina de Santa María de Nazaret, en Ammán, acompañado por el patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pierbattista y otros ordinarios católicos de Tierra Santa. En su homilía recordó cuando “los cristianos no pueden orar en su propia lengua, en otros no pueden construir iglesias, en otros no tienen la libertad de participar en la vida política y social, en otros sufren persecuciones reales y violentas”. Por ello hizo un llamamiento a la unidad y la paz.