Con un mensaje conjunto, dirigido a las autoridades de gestión del bien común, a los fieles y a las personas de buena voluntad, la Conferencia Episcopal y la Conferencia de Religiosos de Paraguay se explayaron sobre la realidad del país.
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Manifestaron que después de una atenta mirada y reflexión profunda sobre el escenario político y social del Paraguay, y después de haber denunciado debilidades y falencias de las instituciones, pero reconociendo las propias limitaciones en el proceso de acompañamiento de las necesidades, quieren compartir sus preocupaciones:
- Procederes arbitrarios contra el ejercicio irrestricto de los derechos civiles y políticos, la libertad de expresión, derecho de asociación y de movilización, de peticionar ante las autoridades, de exigir rendición de cuentas de la administración de los bienes públicos, el manejo clientelar del Estado, a través de prácticas inaceptables de nepotismo.
- Fuerte avance del crimen organizado, no solo en la sociedad sino también en la política y su injerencia en las instituciones públicas. Las rutas del narcotráfico, tráfico de armas, rollos de madera e incluso trata de personas, comparten espacios en las fronteras con otros grupos criminales, bajo la complicidad de las autoridades. “Poner freno es cuidar la soberanía de
la República y la democracia”. - El actual sistema educativo nacional debe tener una revisión profunda para responder a una verdadera autonomía de la enseñanza pública y de las instituciones católicas.
- La explotación sin cuidado de la naturaleza y las personas, lo que implica migraciones forzosas del campo a la ciudad o al exterior. Además, la riqueza no se redistribuye debido a evasión y la baja tasa impositiva. Así se deja de prestar servicios públicos de calidad para el bienestar social de todas las personas.
- Las distintas situaciones de graves agresiones a la Casa Común y su impacto sobre la vida humana: la deforestación, la contaminación de las aguas, el manejo inadecuado de diversos tipos de residuos, la contaminación del aire que afecta a la salud y destruyen cultivos. Hay una falta de respeto a las leyes ambientales, inacción de las autoridades y los organismos competentes. Es necesario escuchar el clamor de la población y cuidar los recursos naturales, teniendo en cuenta el bien común y su prevalencia sobre los intereses particulares.
Llamado a la construcción
Ambas organizaciones coinciden en que el Gobierno está llamado a generar la promoción de las personas y desarrollo del país, sin desigualdades y con cuidado sostenible y sustentable de la casa común. “No es aceptable seguir sosteniendo una administración pública que brinda respuestas pobres a situaciones de pobreza, que es la base de las desigualdades de nuestro Paraguay”, aseveraron.
Convocaron a construir entre todos una propuesta de país, participativo y abierto, centrado en el bienestar de las personas, las familias y las comunidades; el bien común debe ser visto como un vehículo de beneficio colectivo, para generar un mayor desarrollo de todas las áreas.
Los obispos y religiosos resaltaron que el papa Francisco llama a un itinerario sinodal, caminando juntos (los que están en el poder y los que dan sus votos) para aunar fuerzas y cambiar el rumbo fatal de nuestro país. Desde esta perspectiva, se podrá aportar a un necesario diálogo social para establecer consensos básicos que promuevan el desarrollo humano integral. El objetivo es que el pueblo acceda a mejores condiciones de vida, más plena y, por consiguiente, más feliz.
Afirmaron que, con muy buena voluntad, lo estamos intentando en nuestra asamblea conjunta: obispos, sacerdotes y religiosas/os, con los laicos, de que el deseo de Jesús se haga realidad: “Que todos sean uno” (Juan 17,21). Finalmente, indicaron que miran con esperanza a la mujer que dio vida a Jesús: “¡Que nuestra Madre, la Virgen de Caacupé, sea la estrella que nos oriente y acompañe!”.