Emitieron una declaración conjunta en la que pidieron trabajar por una propuesta de país, participativo y abierto
Con un mensaje conjunto, dirigido a las autoridades de gestión del bien común, a los fieles y a las personas de buena voluntad, la Conferencia Episcopal y la Conferencia de Religiosos de Paraguay se explayaron sobre la realidad del país.
Manifestaron que después de una atenta mirada y reflexión profunda sobre el escenario político y social del Paraguay, y después de haber denunciado debilidades y falencias de las instituciones, pero reconociendo las propias limitaciones en el proceso de acompañamiento de las necesidades, quieren compartir sus preocupaciones:
Ambas organizaciones coinciden en que el Gobierno está llamado a generar la promoción de las personas y desarrollo del país, sin desigualdades y con cuidado sostenible y sustentable de la casa común. “No es aceptable seguir sosteniendo una administración pública que brinda respuestas pobres a situaciones de pobreza, que es la base de las desigualdades de nuestro Paraguay”, aseveraron.
Convocaron a construir entre todos una propuesta de país, participativo y abierto, centrado en el bienestar de las personas, las familias y las comunidades; el bien común debe ser visto como un vehículo de beneficio colectivo, para generar un mayor desarrollo de todas las áreas.
Los obispos y religiosos resaltaron que el papa Francisco llama a un itinerario sinodal, caminando juntos (los que están en el poder y los que dan sus votos) para aunar fuerzas y cambiar el rumbo fatal de nuestro país. Desde esta perspectiva, se podrá aportar a un necesario diálogo social para establecer consensos básicos que promuevan el desarrollo humano integral. El objetivo es que el pueblo acceda a mejores condiciones de vida, más plena y, por consiguiente, más feliz.
Afirmaron que, con muy buena voluntad, lo estamos intentando en nuestra asamblea conjunta: obispos, sacerdotes y religiosas/os, con los laicos, de que el deseo de Jesús se haga realidad: “Que todos sean uno” (Juan 17,21). Finalmente, indicaron que miran con esperanza a la mujer que dio vida a Jesús: “¡Que nuestra Madre, la Virgen de Caacupé, sea la estrella que nos oriente y acompañe!”.