A través del obispo Abdallah Elias Zaidan, el Episcopado norteamericano pidió a la comunidad internacional continuar buscando formas de abordar los desafíos a largo plazo que enfrenta el país
La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) expresó su solidaridad con Haití, “que sufre en medio de una intensificación de la violencia y el desorden social”.
El presidente del Comité de Justicia y Paz Internacionales de la USCCB, el obispo Abdallah Elias Zaidan, a nombre de los obispos agradeció el apoyo de la administración estadounidense al pueblo haitiano, pero también pidió a la comunidad internacional continuar buscando formas de abordar los desafíos a largo plazo que enfrenta ese país.
El obispo pidió al gobierno de Estados Unidos y a la comunidad internacional que aborden los desafíos que enfrenta Haití, pues “la situación social, política y de seguridad en Haití continúa deteriorándose peligrosamente”.
También expresó su solidaridad con los obispos de Haití y su pueblo; “me gustaría elogiar especialmente los esfuerzos heroicos de los trabajadores humanitarios haitianos e internacionales, incluidos nuestros propios Servicios Católicos de Ayuda, que están trabajando incansablemente para brindar la asistencia vital y necesaria al pueblo de Haití“.
El obispo recordó que “desde el trágico asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, Haití ha estado experimentando una aguda intensificación de la violencia (incluidos asesinatos y secuestros desenfrenados), desorden social y un camino poco claro hacia el restablecimiento del estado de derecho. Esta es una situación insoportable para el pueblo de Haití, donde las familias no pueden satisfacer las necesidades básicas de sus seres queridos”.
Por otro lado, externó su felicitación al gobierno de los Estados Unidos “por su compromiso recientemente declarado al proporcionar 300 millones de dólares en apoyo a un plan emergente para abordar la inestabilidad rampante en el país”.
Añadió que, “más allá de los objetivos inmediatos y apremiantes, insto a nuestro gobierno y a la comunidad internacional a continuar buscando activamente formas de abordar los desafíos a largo plazo que enfrenta ese país”.
Como presidente del Comité de Justicia y Paz Internacionales de la USCCB, dijo estar unido “de todo corazón a nuestro Santo Padre, el papa Francisco, en su expresión de preocupación y apoyo al pueblo de Haití, y quien recientemente nos invitó a orar por el pueblo de esta tierra a través de la intercesión de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de Haití, para que cese la violencia y se realice la paz y la reconciliación en el país con el apoyo de la comunidad internacional”.