Tras recordar las palabras del papa Francisco en el sentido de que el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, la Arquidiócesis de México lamentó que este recurso no solo se ha vuelto escaso, sino que se ha convertido en un centro de disputas y desigualdades sociales.
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Y es que, mientras el país entra en la temporada de calor, la zona metropolitana del Valle de México vive cortes de agua forzados por la escasez en el sistema Lerma-Cutzamala, que se encuentra a menos de la mitad de su capacidad.
“El ‘día cero’, el momento en que el agua sea insuficiente para abastecer las necesidades básicas de más de 20 millones de personas que habitan esta región, parece estar cada vez más cerca“, consideró la arquidiócesis que gobierna pastoralmente el cardenal Carlos Aguiar Retes.
La evidencia científica
La arquidiócesis capitalina aseguró que son diversos los estudios que señalan que, en un futuro próximo, si no se hace algo para detenerla, “la escasez del agua podría traer consecuencias graves para la salud y forma de vida de las personas y comunidades, tanto urbanas como rurales y, por supuesto, una mayor desigualdad social y económica”.
Si bien el acceso al agua es un derecho humano -dijo la arquidiócesis a través de su órgano de información, Desde la fe- desafortunadamente no todos gozan de él.
Citó la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares, que señala que “la población que recibe el servicio diario de agua potable y saneamiento mejorado en la Ciudad de México es de 70.3%, mientras que para el Estado de México es del 48.4%. Este porcentaje se reduce a medida que nos acercamos a las periferias”.
Una responsabilidad compartida
Por ello, la Iglesia en la capital del país llamó a las autoridades de gobierno a tomar acciones que permitan el acceso constante al agua potable y de calidad, especialmente en las comunidades más pobres.
“Las políticas públicas deben garantizar el desarrollo y mantenimiento de infraestructura en las zonas de escasez y tomar en cuenta factores externos como las cada vez más frecuentes sequías, derivadas del cambio climático”.
También es importante -dijo- invertir en tecnología que permita el correcto tratamiento de aguas residuales, así como la captación de agua de lluvia.
Sin embargo, dejó en claro que este no es un problema único de los gobiernos. “Hay una gran responsabilidad social, que nos llama a todos, sin excepciones, a cuidar y hacer buen uso del agua. Cualquier estrategia para revertir la escasez pasa por la transformación de nuestros hábitos de consumo”.
