“Dios no quiere solo que seamos santos, quiere que seamos santos inteligentes, ¡porque sin prudencia es fácil equivocarse!”. Así lo ha expresado el papa Francisco hoy durante la audiencia general de los miércoles, cuya catequesis, en su ciclo sobre los vicios y las virtudes, ha dedicado a la virtud de la prudencia.
“La prudencia forma parte de las virtudes cardinales, junto con la justicia, la fortaleza y la templanza. Esta virtud dispone la inteligencia y la libertad a discernir y a obrar nuestro verdadero bien. Antes de tomar decisiones, la persona prudente pondera las situaciones, pide consejo, intenta comprender la complejidad de la realidad y no se deja llevar por las emociones, las presiones o la superficialidad”, ha señalado Pierluigi Giroli, sacerdote de la Secretaría de Estado, quien ha leído la catequesis por el Pontífice.
Por otro lado, en el texto preparado por Jorge Mario Bergoglio se destaca que “en varios pasajes del Evangelio encontramos enseñanzas de Jesús que nos ayudan a crecer en el conocimiento de esta virtud. Por ejemplo, cuando describe la acción del hombre sensato que construyó su casa sobre roca, y la del insensato, que la edificó sobre arena. Estas imágenes evangélicas, que ilustran cómo actúa la persona prudente, nos muestran que la vida cristiana requiere sencillez y, al mismo tiempo, astucia, para saber elegir el camino que conduce al bien y a la vida verdadera”.
En su saludo a los peregrinos de lengua española, Francisco ha invitado a pedir “al Señor que nos ayude a crecer en la virtud de la prudencia para que, en medio de las tormentas y los vientos que pueden sacudir nuestra vida, permanezcamos cimentados en Cristo, la piedra angular”.
Antes de concluir, el Papa, aprovechando ayer la festividad de san José, las ha encomendado a las poblaciones de Ucrania y de Tierra Santa, “que tanto sufren el horror de la guerra”. Asimismo, ha concluido con otro llamamiento a la negociación: “Debemos hacer todos los esfuerzos posibles para negociar y poner fin a la guerra. Oremos por esto”.