‘La Piedad’ de Francisco de Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 1746-Burdeos, 1828) ilumina el Museo Nacional del Romanticismo. Cristo yace en el regazo de María, la cual eleva su mirada al cielo con los brazos abiertos, como si pidiera explicaciones ante la pasión y muerte de su Hijo. “Es una obra relevante por muchas cuestiones, y una de ellas es, por supuesto, la temática. Efectivamente, Goya cultivó otros géneros, como el retrato, por el que hoy es mundialmente reconocido. Pero también tuvo importantes encargos de temática religiosa. Por estilo, se ha relacionado con su producción en la Cartuja de Aula Dei de Zaragoza, que debió de pintar por las mismas fechas, y que es un extenso ciclo dedicado a la Virgen”, expone Carolina de Miguel, directora del museo.
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De pequeño formato (83,5 x 58 centímetros), conserva la tela y el bastidor original, y era desconocida hasta que Arturo Ansón Navarro la dio a conocer en 2011. “Esta obra ha sido adquirida por el Ministerio de Cultura por un millón y medio de euros –explica De Miguel–, una cuantía nada desdeñable. Pero, más allá de la valoración económica, se trata de una obra muy singular”.
Y continúa: “Está realizada en una época de juventud, antes de que el pintor dé el paso a la Corte, lo que supondrá la consolidación de Goya como artista. La producción de este momento previo es quizá la más desconocida. Esta pieza y el otro lienzo con el que hace pareja –que representa ‘La Virgen con el niño’– son un ejemplo de la pintura devocional que hace Goya por encargo para su clientela zaragozana. Está pintada entre 1772 y 1774, a su vuelta de un viaje a Italia en el que ha podido conocer la obra de los grandes maestros de la pintura italiana. Así, se aprecia la influencia de artistas como Miguel Ángel o Annibale Carracci. Es, sin duda, un testimonio de primer orden de esta etapa de su producción”.
Celebración del centenario
El Ministerio de Cultura ha destinado la obra al Museo del Romanticismo, que la expone ya como parte de su colección. En el museo madrileño se encuentra, además con ‘San Gregorio Magno, papa’ (1796-1799), referente de la pintura religiosa desplegada en la Corte y del propio museo, donde preside su Oratorio desde su fundación en 1924. “El San Gregorio, por su parte, pertenece a una serie sobre los cuatro Padres de la Iglesia, que se completa con un San Ambrosio conservado en The Cleveland Museum of Art, un San Jerónimo que está en la Norton Simon Foundation (Pasadena), y un San Agustín, que forma parte de una colección particular –añade Carolina de Miguel–. Otro ciclo fundamental es el de San Antonio de la Florida, que revela el virtuosismo de Goya para la pintura mural. También destaca su aportación para la Real Basílica de San Francisco el Grande”.
El Museo del Romanticismo inaugura así, con ‘La Piedad’, la conmemoración de su centenario. “Dada la importancia de la pieza, ahora la estamos presentando al público en un montaje especial, en la sala XXV, con el que se ha tratado de focalizar toda la atención en el cuadro. Esta presentación estará abierta al público hasta el 19 de mayo. A partir de esa fecha, la idea es que pase a ilustrar el desarrollo de la pintura devocional y religiosa en el siglo XIX, y para ello el mejor espacio es el Oratorio. Más allá de una confrontación, queremos que ambas obras dialoguen”, manifiesta la directora.