Fabio Marchese no ha echado cuentas de las horas que ha pasado con Francisco para escribir ‘Vida. Mi historia a través de la Historia’ (Harper Collins). Por lo pronto, fueron cuatro encuentros personales de unas tres horas y media, a los que hay que añadir conversaciones de teléfono e intercambios de correos electrónicos. Un trabajo que se inició en abril del año pasado y que se remató en febrero.
PREGUNTA.- Bergoglio suele despacharse sin filtros en las entrevistas. ¿Hubo censura o autocensura?
RESPUESTA.- Siempre me habló con total naturalidad y espontaneidad y, por lo general, me contestó a todo. Me contó su vida con franqueza y percibí que no lo hacía de manera sesgada. Eso sí, yo también conocía los límites. Por ejemplo, sé que no le podía preguntar por lo que ocurrió dentro del cónclave y lo respeté. Además de los encuentros personales, Francisco me hacía llamadas esporádicas para contarme detalles que se había dejado en el tintero. Cuando le entregué el texto, corrigió hasta la última coma.
P.- Al leer la obra, se percibe minuciosidad en los recuerdos en un hombre de 87 años…
R.- Es tal cual. Creo que esta buena memoria se debe a dos razones. Por un lado, a las técnicas de memorización que le enseñaron los salesianos. Por otro lado, cuando era niño, asistió a acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial o el Holocausto, que se quedaron grabados como flashes. Rememora 1945 como si fuera ayer, de lo que le impactó.
P.- ¿Le ha visto emocionarse?
R.- No he visto lágrimas en su rostro, pero sí noté dolor especialmente en sus gestos y palabras cuando recordaba la pandemia. La manera en que me relató cómo vivió aquella oración en una Plaza de San Pedro que estaba desierta. Mientras caminaba, me confesó que estaba pensando en tantos fallecidos y en la soledad de tanta gente por el confinamiento. Además, cada vez que hablaba de los niños que son víctimas de la guerra o del genocidio durante la dictadura argentina también le noté conmovido. Perdió muchos amigos y fue injustamente acusado de ser cómplice del régimen.