Con las palabras del evangelio de Lucas 6, 21: “Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán”, comienza la declaración conjunta emitida por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y la Comisión Ecuménica de las Iglesias Cristianas en Argentina (CEICA).
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Días pasados, en la sede del episcopado del barrio de Retiro, se reunieron representantes del episcopado con los miembros de la organización ecuménica, convocada bajo los principios de la paz, la justicia y la esperanza en el país y en el mundo.
“Que sean uno”
En el documento señalaron que se encuentran peregrinando, desde las distintas tradiciones cristianas, el camino cuaresmal hacia la victoriosa Pascua de Jesucristo. Y lo hacen unidos en el cumplimiento de su oración sacerdotal “que sean uno para que el mundo crea” (Jn. 17,21). Asimismo, reafirman el mandato siempre renovado del amor modelo dl Hijo del hombre: “que se amen los unos a los otros como yo lo he amado” (Jn.13,34).
Conscientes del clima nacional y mundial en el que se exaltan “dolorosas divisiones, conflictos sociales o bélicos en aumento y peligrosos discursos de odio”, se muestran preocupados por estos disvalores cristianos que surgen de desfiguradas hermenéuticas y distópicas referencias a la Divinidad.
Aseguran que han aprendido a valorar la “unidad en la diversidad”, la riqueza del disenso, la armonía de las voces diferentes, la otredad por encima del individualismo egoísta, la fortaleza de los consensos en tiempos de conflicto y la cultura del encuentro fraterno por encima de la anticultura del desencuentro, sin mermar la tradición a la cual cada uno guarda fidelidad. «Nos reconocemos conciudadanos de un contrasistema centrado en la humanidad del Dios encarnado frente a la deshumanización del injusto y violento descarte de los débiles y vulnerables: “Porque el reino de Dios es vivir en justicia, paz y alegría por medio del Espíritu Santo” (Ro. 14,17)», resaltaron.
Todos hijos de Dios
Agregaron que el mismo Reino de Cristo que hoy nos mueve a proclamar el valor de la igualdad y la unidad en una sociedad donde todos son hijos de Dios sin importar raza, situación social, cultural o género, porque “Ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo” (Gal. 3,28).
Convocaron a todos los compatriotas a unirse en oración y acción inspiradas en las bienaventuranzas de la paz y la justicia hoy tan vigentes como necesarias: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”; “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados” (Mt. 5,9; 5,6). Y exhortan a todos los argentinos a convertirse en testigos vivientes y promotores de paz y justicia en un proceso de “cristificación” que implique una amplia apertura e inclusión, sobre todos hacia los que más sufren. Finalmente, invitan a todo el pueblo a aferrarse a la esperanza: “Esperanza que no defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado” (Ro. 5,5).