En declaración de su Comité Permanente, el Episcopado expresa su rechazo a la norma aún en tramitación
“Solicitamos con la fuerza que nos da el inmenso aporte que hace la Iglesia a la educación de nuestros ciudadanos y la experiencia que de ello se deduce, que los órganos competentes del Estado no den lugar a una norma que consideramos arbitraria e injusta y que contradice los aspectos esenciales del derecho a la educación, la libertad de conciencia y de religión, propios de una sociedad democrática y pluralista como la nuestra” concluye la declaración luego de exponer sus argumentos.
Los obispos indican que “Con ocasión de la tramitación del proyecto de ley que estatuye medidas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia en contra de las mujeres, en razón de su género (Boletín N.º 11.077- 07), se aprobó una norma del siguiente tenor: “Los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado deberán promover una educación no sexista y con igualdad de género y considerar en sus reglamentos internos y protocolos la promoción de la igualdad en dignidad y derechos y la prevención de la violencia de género en todas sus formas” (inciso 2º del artículo 12)”.
A continuación, la declaración afirma que es “de toda justicia la existencia de normas que sancionen las discriminaciones arbitrarias, especialmente en el caso de la mujer”- Sin embargo, expresa “clara oposición a la introducción de una norma que imponga la promoción de una educación no sexista” ya que “contradice el derecho innato de los padres a decidir, de común acuerdo con el establecimiento educacional, la forma y manera de educar en la afectividad y sexualidad a sus hijos o pupilos”.
Fundamentan esta afirmación mostrando que entra en conflicto con la Constitución Política del país en normas reconocidas y protegidas por tratados internacionales vinculantes para Chile.
Los obispos agregan en su declaración que “El concepto de educación no sexista no puede entenderse en términos plurales y alternativos, propios de la libertad de educación, porque impone una sola visión de la educación, en un ámbito tan delicado como la enseñanza de la afectividad y sexualidad”.
“Chile no acepta que se busque promover, bajo obligatoriedad legal, una sola visión de la educación en la afectividad y sexualidad”, denuncia la declaración.
Esta norma “obligaría a los establecimientos educacionales a promover las convicciones morales y antropológicas del Estado; por sobre las de sus propios proyectos educativos y de los padres, cosa que es contraria al sentido común y a un régimen democrático”, continúan los obispos.
“Toda educación no sexista busca eliminar toda forma de discriminación y/o sesgos y estereotipos de género. Es una toma de conciencia respecto de cómo se producen y reproducen las desigualdades de género en la educación y después se perpetúan en la sociedad”, dice un material de trabajo para la primera Jornada de Educación No Sexista, del Ministerio de Educación chileno.
Finalmente, los obispos aluden a la obligación de los padres en la educación integral de sus hijos, en primer lugar, en la misma familia “primera escuela de las virtudes sociales, de las que todas las sociedades necesitan”. Citan el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: “No hay duda del derecho y deber de los padres “de impartir una educación religiosa y una formación moral a sus hijos: derecho que no puede ser cancelado por el Estado, antes bien, debe ser respetado y promovido.”
Con la firma de los 5 integrantes del Comité Permanente del Episcopado, presididos por el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, la declaración solicita “que los órganos competentes del Estado no den lugar a una norma que consideramos arbitraria e injusta y que contradice los aspectos esenciales del derecho a la educación, la libertad de conciencia y de religión, propios de una sociedad democrática y pluralista como la nuestra”.