“No hay mejor testimonio del amor de Cristo que encontrarse con un cristiano paciente”, destaca con su propia voz el pontífice en la audiencia general
El papa Francisco ha tomado la palabra en la audiencia general de este miércoles leyendo completamente la reflexión dedicada a la virtud de la paciencia, dejando para los lectores algunas de las síntesis en los diferentes idiomas. En el Aula Pablo VI –la lluvia no ha permitido que se celebre en la plaza por lo que la sala estaba abarrotada, como ha reconocido el pontífice que pidió perdón– los fieles se han reunido en este Miércoles Santo y escuchado la expresión de san Pablo de que el amor es paciente (cf. 1 Cor 13,4a-5b.7).
Relacionada con la actitud de Jesús en su pasión –“ no es casualidad que la paciencia tenga la misma raíz que la pasión”, señaló– “esta virtud se manifiesta como fortaleza y mansedumbre en el sufrimiento”. “Todo esto nos dice que la paciencia de Jesús no consiste en una resistencia estoica al sufrimiento, sino que es fruto de un amor más grande”, añadió. “La imagen de Cristo paciente nos interpela”, destacó el Papa señalando además la “parábola del Padre misericordioso, que no se cansa de esperar y siempre está dispuesto a perdonar”.
Para Francisco, “se podría decir entonces que no hay mejor testimonio del amor de Cristo que encontrarse con un cristiano paciente. Pero pensemos también en cuántas madres y padres, trabajadores, médicos y enfermeras, enfermos, que cada día, en la clandestinidad, agracian al mundo con santa paciencia”. Pero, prosiguió, “a menudo nos falta paciencia. La necesitamos como ‘vitamina esencial’ para seguir adelante, pero instintivamente nos impacientamos y respondemos al mal con el mal: es difícil mantener la calma, controlar nuestros instintos, frenar las malas reacciones, aplacar las peleas y los conflictos en la familia, en el trabajo, en la comunidad cristiana”
“En el mundo de hoy, donde se prioriza la inmediatez y predominan las prisas, ser pacientes es el mejor testimonio que podemos dar los cristianos. No es fácil vivir esta virtud, pero tengamos presente que es una llamada a configurarnos con Cristo. Una manera concreta de cultivarla es practicando en nuestra vida la obra de misericordia espiritual que nos invita a ‘sufrir con paciencia los defectos del prójimo’”, propuso Francisco presentando esta virtud como ”una llamada” a “ampliar la mirada” especialmente, en estos días, al Crucificado.