El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, ha celebrado junto al presbiterio diocesano la Misa Crismal en la mañana de este Jueves Santo. En su homilía deseó a todos que la Pascua ayude a “descubrir en el Corazón de Jesús el tesoro escondido de amor que se derrama sobre nosotros”.
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“A pesar de las apariencias, el misterio de la Cruz no es un acontecimiento de muerte, sino fuente de vida” destacó el prelado evocando el sentido de la devoción al Sagrado Corazón cuyo “reinado se extiende en la medida en la que crece un pueblo sacerdotal que ama ofreciendo la vida en sacrificio y reparación”. “Su promesa, ‘reinaré’, se realiza en nosotros para extender su reinado. Somos ungidos, cristianos, ungidos, ordenados para edificar un pueblo todo el sacerdotal”, añadió.
Vivir la caridad
Para el arzobispo, “somos sacerdotes, del Señor, para vivir la caridad, esa nueva y sorprendente forma de amar que rompe la lógica mercantil de la correspondencia. Somos ministros de nuestro Dios para anunciar el Evangelio según la vocación en la que hemos sido llamados. Todos discípulos, todos misioneros”. Por ello, reclamó que “es necesario descubrir las antiguas y nuevas cadenas que privan de libertad y quizá, de manera especial, ofrecer luz a los ojos del corazón y de la razón que ayude a tomar conciencia de que la libertad si no se fundamenta en la verdad y no se orienta al amor y al bien, se desorienta y es fácilmente manipulable por propuestas tentadoras que esclavizan”.
Pensando en los laicos, invitó: “os corresponde extender el reino de verdad, justicia y paz y hacerlo viviendo sacerdotalmente, es decir, ejerciendo la caridad social y política”. “Todos sois responsables de la comunión y misión de la Iglesia” recalcó invitando a colaborar en la Iglesia. “Sed testigos en casa y en la calle de la libre libertad, de la caridad verdadera y de la verdad caritativa en todas vuestras relaciones y ambientes, para ofrecer una propuesta de vida superadora del relativismo ético, del individualismo compasivo y de tantos enfrentamientos identitarios”, instó.
“La imprescindible conversión pastoral que precisamos reclama nuestra conversión a la fraternidad misionera”, recalcó al presbiterio. A ellos recordó “nuestras prioridades pastorales”: “anunciar el Amor del Corazón de Jesús”, desarrollar el ‘Directorio de los Sacramentos de Iniciación cristiana’, alentar la participación en los consejos pastorales y todas las asociaciones, consolar a los enfermos e “invocar al Espíritu para proponernos unos a otros la vida como vocación” como “militantes cristianos dispuestos a dar la vida en el combate espiritual en favor de la verdad, la justicia y la paz”. En este sentido, advirtió que “también en la Iglesia a veces nos conformamos con respuestas ‘low cost’, que son las que el mundo quiere como lavadora y ajuste de sus basuras y desajustes” y esto “sin cuestionar el Poder establecido”.