Con una Eucaristía en la capilla San Alberto Hurtado del Campus Guayacán, sede Coquimbo, de la Universidad Católica del Norte, se inició la celebración del medio siglo de existencia de su Departamento de Teología. Continuó en el Salón Auditorio con la ceremonia oficial presidida por el Gran Canciller de la Universidad, Ignacio Ducasse Medina, arzobispo de Antofagasta, y por el rector Rodrigo Alda Varas.
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Sus inicios
En 1974, el entonces arzobispo de La Serena, Francisco Fresno, quien más tarde sería arzobispo de Santiago y cardenal de la Iglesia, propició la creación del Centro de Investigaciones Teológicas para dar formación en Religión a profesores que quisieran habilitarse en esta especialidad. Nace con un fuerte carácter pastoral, atendiendo también a agentes pastorales locales.
En 1981 se constituye como Departamento de Teología centrado en formación para profesores de religión, cuya consolidación les llevó en 1990 a crear la carrera de Licenciatura en Ciencias Religiosas y, desde 1993, ofrecer el título de Profesor de Religión en Enseñanza Media.
Ya en 1983 este Departamento asumió la formación teológica de los seminaristas de seis diócesis del Norte de Chile.
En 1995 el Departamento de Teología empieza a otorgar el título profesional de Profesor en Filosofía y Religión Católica, junto con el grado académico de Licenciado en Educación, carrera que implementó al año siguiente y que actualmente se encuentra bajo dependencia de la Escuela de Educación que nació en esta sede con la colaboración del Departamento de Teología.
Alejandro Cerda, su actual director, señala que “en docencia seguimos con los cursos en formación teológica y ética profesional que se dictan a todas las carreras de la sede: ingenierías, Ciencias de la Salud, Derecho. En investigación tenemos líneas de trabajo vinculadas al pensamiento social cristiano, la interculturalidad, la filosofía, la formación religiosa escolar y bioética que se trabajan en equipos de investigación. Este es un departamento integrado principalmente por laicos, doctores en teología, filósofos y profesores de ciencias sociales, que cultivamos una teología del diálogo de manera interdisciplinaria”.
Actualización para profesores
El Departamento mantiene cercana colaboración con la Vicaría para la Educación del arzobispado de La Serena en programas de formación y actualización para profesores de religión y “estamos siempre abiertos a requerimientos que llegan desde la iglesia arquidiocesana”, asegura Cerda.
La sede Coquimbo es parte de la Universidad Católica del Norte radicada en la ciudad de Antofagasta, a 880 kilómetros al norte de esta sede. Esta Universidad cuenta con el Instituto de Ciencias Religiosas y Filosofía que, a su vez, tiene dos departamentos de Teología: uno en Antofagasta y éste en Coquimbo que celebra sus 50 años de vida. Fundada en 1957, por la Compañía de Jesús, fue la primera universidad en la lejanía del desierto del norte chileno.
Lautaro Núñez Atencio, Doctor Honoris Causa de esta universidad, Premio Nacional de Historia en 2002, académico del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museos y cercano a la primera generación educada en la Universidad Católica del Norte, relata que “Hace más de 60 años ocurrió un hecho de enorme trascendencia para el norte. En esos tiempos no había universidades. Quienes querían estudiar debían tomar el tren Longino y salir de sus ciudades natales como Arica, Iquique o Antofagasta para estudiar en Santiago. Eso marcó para nuestras generaciones una gran pregunta ¿por qué las universidades están en Santiago y no en el norte? En Antofagasta esta pregunta tomó tanta fuerza que un grupo de líderes antofagastinos, sacerdotes y jesuitas querían restituir”, narra Núñez.
En permanente interacción con su entorno geográfico, social, cultural y religioso, la Universidad y su Departamento en la sede Coquimbo sigue actualizando su quehacer.
Lo destaca Alejandro Cerda Sanhueza: “la presencia regional y nacional que ha tenido el Departamento de Teología Coquimbo, mediante su quehacer ha sido significativa por medio de la promoción de espacios de encuentro y diálogo ecuménico, interreligioso, ético y bioético; lugares desde los cuáles ha asumido los desafíos que presenta la sociedad moderna. Lo anterior ha implicado un esfuerzo para impulsar un trabajo interdisciplinar que permita aportar ideas y proyectos para la mejora del entorno cultural”.
