Una a una, las seis hermandades que estaban llamadas a realizar su penitencia en la noche del Jueves Santo decidieron no salir a la calle. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) llevaba avisando desde hace días que la lluvia no daría tregua. Y a pesar de que las juntas de gobierno de las cofradías apuraron hasta el último momento a la espera de un cambio de pronóstico, no hubo margen alguno. El Gran Poder, la Macarena, La Esperanza de Triana, los Gitanos, El Silencio y El Calvario. Sevilla se quedó sin Madrugá, de la misma manera que tampoco pudieron procesionar ninguna de las siete agrupaciones del Jueves Santo.
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Lágrimas y tristeza
Entre lágrimas y rostros compungidos, los hermanos mayores comunicaban la decisión e invitaban a los nazarenos a rezar ante los titulares de las hermandades. Algunos de los templos donde se veneran las imágenes permanecieron abiertos hasta altas horas de la madrugada para que los sevillanos y los turistas pudieran contemplar los pasos.
Más allá de los años 2019 y 2020, con una pandemia que frenó en seco todas las procesiones del país, las inclemencias meteorológicas no habían dejado en blanco a la Madrugá desde 2011. Al menos, en 2004 la Esperanza de Triana sí pudo cumplir con la estación de penitencia y en 1995 otra tormenta quiso que tanto la Macarena como la Virgen trianera se cobijaran juntas bajo el techo de la catedral.