Daniela Leggio es la responsable de la Sección de Promoción y Formación de la Vida Consagrada del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (DIVCSVA) desde 2012. El 15 de marzo participó en las Jornadas de Administración de la CONFER para reflexionar sobre las uniones, fusiones y otras figuras jurídicas en un momento de decrecimiento en la vida consagrada. Leggio charló con SomosCONFER sobre esta cuestión y sobre el Jubileo de la Vida Consagrada.
PREGUNTA.- ¿Cómo dibuja el Dicasterio estas uniones?
RESPUESTA.- La falta de vocaciones no puede leerse al margen del creciente secularismo. Y esto tiene consecuencias para la vida de los institutos y su misión. La respuesta puede ser la propuesta de construir caminos comunes, pero la modalidad debe buscarse en la oración y en la confrontación para hacerlo juntos. Algunos países, ante la fragilidad y la vulnerabilidad, han activado desde hace tiempo la búsqueda de nuevos caminos y soluciones simultáneamente compatibles con los contextos civil y eclesial.
Hay una serie de instrumentos que ofrece el Código de Derecho Canónico en relación con una sinergía entre institutos a menudo vinculados por afinidades carismáticas, históricas y apostólicas comunes.
Es fácil comprender cómo los tres instrumentos comportan una atención especial no solo al sufrimiento físico, sino también al psicológico, emocional y espiritual. Las normas e instrumentos existentes son totalmente inadecuados para hacer frente a la realidad, a sus necesidades cotidianas y más aún a las del futuro. La situación es compleja y, como Dicasterio, no tenemos todas las respuestas.
Podemos decir, entonces, que ciertamente como Dicasterio hemos iniciado procesos de escucha para poder responder de manera nueva a las diversas cuestiones con las que el Señor nos permite encontrarnos en la historia de hoy. Decidimos empezar por escuchar a las conferencias de superiores mayores en la estela de la Iglesia sinodal que el Papa nos llama a vivir para ser fieles al Evangelio. Y esto lleva su tiempo. Pero estamos convencidos de que es un paso fundamental para llegar a un discernimiento que pueda dar fruto.
Estamos seguros de que el Señor nos mostrará el camino adecuado para este tiempo, para que la vida religiosa pueda desplegar su testimonio profético.
P.- Recientemente han tenido un encuentro con consagrados de todo el mundo en Roma sobre el Jubileo de la Vida Consagrada. ¿Cómo se está trabajando este evento desde el Dicasterio?
R.- Esta primera etapa del camino jubilar ha sido una bonita experiencia sinodal, pues hemos comenzado a prepararla desde la escucha de las diferentes realidades, a través de encuentros online por grupos linguísticos con representantes de numerosos países de los cinco continentes, y el encuentro con los consagrados de todo el mundo en Roma ha visto los frutos de esta escucha. Ahora se está trabajando a través de las conferencias nacionales y de los representantes de la vida consagrada de los 61 países que estuvieron del 1 al 4 de febrero en Roma, que son quienes han recibido un “mandato” con la tarea de incentivar en sus países la preparación de la segunda etapa, que es la celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2025 en cada nación.
P.- ¿Qué caminos busca abrir el DIVCSVA con este Jubileo?
R.- En lugar de abrir caminos diría que buscamos seguir juntos el camino que el Señor mismo recorre en nuestros días, en nuestro mundo, como enviado del Padre, Príncipe de la paz. Los caminos que el DIVCSVA busca seguir con los consagrados y consagradas es el de seguir aprendiendo a “caminar juntos”, para que en ese caminar nos descubramos todos Peregrinos de esperanza, por el camino de la paz. Se trata de un camino profundamente cristocéntrico y eclesial, pues queremos caminar al estilo de Jesús de Nazaret en medio de su Pueblo, sin dudar en salir al encuentro de todos los pueblos de la tierra.
P.- ¿Cómo ve a la Vida Religiosa en España?
R.- La vida religiosa en España, desde Roma, se ve desde una perspectiva universal, y eso es ya una riqueza. La disminución de vocaciones es un dato que se repite en gran parte de la geografía mundial, con algunas excepciones. Y esas excepciones nos hablan de que hay esperanza, que la semilla del Reino sigue dando sus frutos, y no se detiene. Es verdad, caminamos en medio de una realidad que no habla de abundancia vocacional, pero es allí donde seguimos estando llamados a acrecentar nuestra pasión por los valores evangélicos que animan nuestro camino de peregrinos de esperanza. Es tiempo de volver a apasionarnos por el Evangelio en primera persona.