Francisco tiene un encargo para los católico: compartir la alegría de Jesús Resucitado. Este anuncio fue el mensaje central que el Papa lanzó este mediodía durante el rezo del Regina Coeli, en el Lunes de Pascua, desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano.
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“No renunciemos a la alegría de la Pascua. Al contrario, alimentamos la alegría de Jesús, que es el motor de la vida”, expresó el pontífice argentino, que presentó al Resucitado como “fuente de una alegría que nunca se agota”.
Para el Papa, la alegría de Jesús crece “anunciándola, testimoniándola”. “Porque la alegría, cuando se comparte, aumenta”, sentenció el pontífice, que puso como referente a las mujeres que salieron del sepulcro para anunciar a los discípulos la Buena Nueva.
La victoria de la vida
“La resurrección de Jesús no es solo una noticia maravillosa o el final feliz de una historia, ¡sino algo que cambia nuestras vidas por completo y para siempre!”, enfatizó el Obispo de Roma, que, a renglón seguido, lo definió como “la victoria de la vida sobre la muerte, de la esperanza sobre la desesperación”.
Así, el Papa describió el encuentro personal de cualquier cristiano con el Resucitado como una “emoción incontenible que los impulsa a difundir y contar lo que han visto”.
En esta misma línea, apuntó que “la alegría de la Resurrección no es algo lejano, está muy cerca, es nuestra, porque nos fue dada el día del Bautismo”. Por ello, invitó a los presentes a buscar a Cristo en la eucaristía, en su perdón, en la oración y en la caridad vivida. “Que este don de la paz llegue allí donde hay más necesidad, a las poblaciones devastadas por la guerra, por el hambre y por cualquier forma de opresión”, remató Jorge Mario Bergoglio.