El control de grandes zonas del territorio haitiano, por parte de grupos criminales continúa en ascenso y la Iglesia no está a salvo de esta avanzada.
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Luego de que en febrero el obispo Pierre André Dumas, de la diócesis de Anse-à-Veau-Miragoâne, sufriera quemaduras a causa de una explosión mientras visitaba la capital del país, ahora los grupos criminales han atacado el seminario donde se formaban gran parte de los sacerdotes diocesanos de Haití.
En los últimos meses, la crisis social en Haití se ha incrementado. Y es que, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, grupos armados han tomado el control de grandes zonas del país, provocando el desplazamiento forzado de los habitantes.
La situación se complicó luego de que el primer ministro en funciones Ariel Henry, quien asumiera el poder tras el asesinato de Jovenel Moïse, fuera obligado, a mediados de marzo pasado, a renunciar en medio de la ola de violencia.
Dolor por el ataque al seminario
De acuerdo con la Conferencia Haitiana de Religiosos este 1 de abril, después de un nuevo intento de ocupar el Palacio Nacional, los grupos criminales atacaron el Petit Séminaire Collège Saint Martial (Seminario Menor Colegio San Marcial), un centro educativo centenario, administrado por los religiosos del Espíritu Santo, que no sólo preparaba a la mayoría de los sacerdotes diocesanos en Haití, sino también a buena parte de la intelectualidad haitiana.
Refiriéndose a los delincuentes, la conferencia de religiosos aseguró que estos hacen gala de una audacia que desconcierta y al mismo tiempo rebela que ahora son pandilleros afiliados.
“Con indignación observamos cómo hijos e hijas del país atacan sin escrúpulos la propiedad privada y estatal y ponen en peligro la vida de otros que parecen no tener ningún valor a sus ojos”, apuntaron.
Para la conferencia, con este tipo de acciones los delincuentes quieren mostrar a los haitianos que ahora son los dueños de la capital, Puerto Príncipe, y que pueden apoderarse de la propiedad privada y los dominios estatales en cualquier momento.
Luego del ataque, que incluyó el incendio de la sala de informática y el saqueo de la biblioteca del seminario, además de varios vehículos quemados, los religiosos del Espíritu Santo se vieron obligados a abandonar el lugar “después de vivir momentos angustiosos”, señaló el organismo.