La conferencia sobre ‘Sinodalidad, mujeres y liderazgos’, organizada por el Instituto Teológico Egidio Viganó, de la Universidad Católica Silva Henríquez, en Santiago, contó con exposiciones de las doctoras Klara-Antonia Csiszar, de la Universidad Católica Privada de Linz, Austria; Katharina Karl, Vicedecana de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Eichstätt-Ingolstad, Alemania; y Carolina Bacher Martínez, investigadora del Instituto Egidio Viganó.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- PODCAST: Luz consagrada entre las penumbras
- Regístrate en el boletín gratuito
Hacer tangible el Amor de Dios
Las expositoras abordaron las convergencias y divergencias que presenta el proceso sinodal en Alemania y las temáticas emergentes en la Asamblea Sinodal 2023.
La teóloga Csiszar, de origen rumano y actual decana de la Facultad de Teología de la Universidad Privada Católica de Linz (Austria), expresó un interrogante vital “¿cómo podemos hacer tangible el amor de Dios, ante todo en las heridas existenciales de los seres humanos?”. Y afirmó que “ya no se plantea si las mujeres tienen un lugar en los consejos pastorales, sino cómo se reconfigura el liderazgo y la autoridad en la Iglesia, de tal manera, que no excluya a las mujeres”. Y concluyó: “la clave es que todo liderazgo sea vivido en corresponsabilidad”.
Csiszar fue convocada por el papa Francisco a participar como experta teológica en la Asamblea Eclesial del Sínodo sobre la Sinodalidad. Entrevistada por Comunicaciones de la Universidad Silva Henríquez, confesó: “He pasado años investigando qué significa ser una Iglesia misionera hoy. Qué entendemos por misión desde el Concilio Vaticano II y qué aprendemos del Papa Francisco sobre esta comprensión de la misión. Podemos ver que, bajo el pontificado actual, las mujeres -y no sólo las que son activas en la Iglesia- están recibiendo más atención. Cada vez son más visibles como protagonistas de la vida de la Iglesia en muchos ámbitos”.
Agregó que “aún tenemos mucho que aprender sobre cómo podemos ser una iglesia en la que las mujeres se sientan igual de cómodas que los hombres, en la que se les permita ayudar a dar forma a la iglesia y en la que se escuche su voz”.
Sana tensión en divergencias
Respecto a su participación en la Asamblea Sinodal señaló que “los Asuntos a considerar indican claramente divergencias. En estas divergencias, sin embargo, encontramos una sana tensión entre las diferentes maneras de pensar sobre la Iglesia y su futuro en los distintos contextos. Las mayores divergencias se observan en cuestiones como lo que pensamos sobre el papel de la mujer en la iglesia o la cuestión de la voluntad de convertirse en una iglesia de acogida para todos”.
Continúa: “en las cuestiones en las que las divergencias siguen siendo demasiado importantes, debemos prestar atención conscientemente a tres niveles de reciprocidad: a) la reciprocidad entre lo global, lo regional y lo local; b) luego reciprocidad entre la teología, el derecho canónico y la práctica; c) y, por último, pero no por ello menos importante, la reciprocidad entre algunos, muchos y todos. Esta reciprocidad genera una dinámica muy valiosa de sinodalidad y puede ayudarnos a redescubrir el poder mismo de la catolicidad. La catolicidad eclesial nos demanda habilidades polifónicas”.
Csiszar cerró sus opiniones diciendo que “mi deseo es que los hombres que ocupan puestos de liderazgo en nuestra iglesia escuchen a las mujeres, aprendan a apreciarlas y a respetarlas. Que cada vez menos mujeres experimenten sufrimiento, sino que experimenten que son iguales y preciosas criaturas de Dios. Me gustaría que las iglesias y las sociedades se dieran cuenta de que se están perdiendo algo si las mujeres no tienen voz o no se las incluye en las distintas decisiones. ¡Siempre hay esperanza!”