El presidente del congreso, el obispo Maximiliano Ordóñez, alertó a los dominicanos sobre una fraternidad internacional herida por el pecado
La Iglesia en República Dominicana celebró este 7 de abril su Congreso Eucarístico Nacional con el lema ‘Sus heridas nos han curado’, en preparación al 53º Congreso Eucarístico Internacional que tendrá lugar en Ecuador del 8 al 15 de septiembre de 2024.
Por tal motivo, a la misa de clausura del congreso, organizado por la Conferencia del Episcopado Dominicano, asistió el obispo auxiliar de Quito y presidente del 53º Congreso Eucarístico Internacional, Maximiliano Ordóñez, quien alertó a los religiosos y laicos asistentes respecto a que, “en muchos de nuestros países”, la fraternidad está herida por el pecado.
El obispo Maximiliano Ordóñez hizo referencia al lema del 53º Congreso Eucarístico Internacional: ‘Fraternidad para sanar el mundo’, y señaló: “la fraternidad se encuentra corrompida por el egoísmo, el orgullo, la envidia, las rivalidades; “una fraternidad herida por la injusticia tanto en el aspecto judicial como en el económico”.
El obispo afirmó también que cada persona tiene inscritas en el corazón realidades que generan miedo; “muchas de estas heridas nos han llevado a una ruptura con Dios, con la Iglesia o con el prójimo”.
Con base en el Evangelio del segundo domingo de Pascua, el obispo señaló que el pecado nos encierra y nos lleva a un estado solitario, y en cuanto a las heridas dijo: “para sanar las heridas, es importante también sanarnos a nosotros mismos”.
“Ante este mundo lleno de miedos y de heridas, se presenta Jesucristo con un saludo victorioso y resuena fuertemente cuando a sus discípulos, y hoy a nosotros, nos dice: ‘¡La paz esté con ustedes!'”.
Cabe recordar que los Congresos Eucarísticos Internacionales son expresión de una particular veneración y amor de la Iglesia Universal al Misterio Eucarístico, fuente de fraternidad y de paz.
El Papa escogió como sede del 53º Congreso Eucarístico Internacional a Ecuador porque en este 2024 se cumplirán 150 años de la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús.
“El Santo Padre espera que la vivencia de este Congreso manifieste la fecundidad de la Eucaristía para la evangelización y la renovación de la fe en el continente latinoamericano”.