El nuncio apostólico en Damasco participó en una jornada de Cáritas del norte de Italia y agradeció el llamamiento del Papa a la comunidad internacional en el mensaje Urbi et orbi
El cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en Siria participó en la 44ª Convención de Cáritas Diocesana de Grado, en la provincia italiana de Gorizia, al norte del país. El purpurado expuso la compleja situación que vive la población azotada por la guerra y agradeció las palabras del papa Francisco ya que suponen “uno de los poquísimos llamamientos que llegaron en vísperas de este trágico acontecimiento: la entrada en el decimocuarto año de guerra”. Para el nuncio, el mensaje pascual durante la bendición Urbi ed Orbi del pontífice ha sido “realmente un soplo de aire fresco para Siria”.
Zenari lamentó que “desgraciadamente, según las estadísticas proporcionadas por la ONU, las cosas van mal y están destinadas a empeorar. El número de personas que necesitan ayuda humanitaria ha crecido, alrededor de un 9% más que el año pasado: estamos hablando de tres cuartas partes de la población siria que vive en este estado de necesidad y las cifras hablan de 16,7 millones”. Para el cardenal estas “son cifras asombrosas” a las que hay que sumar “la cuestión del retorno de los desplazados y refugiados, que sigue siendo un problema muy grave y sin resolver.
En concreto, detalló el nuncio, “en cuanto a los refugiados, sabemos que Líbano ya no puede soportar la presencia de tantos de ellos, pero todavía no hay condiciones para trasladarlos a otro lugar. Además, el 90% de la población se ve reducida a vivir por debajo del umbral de la pobreza. Esta es la situación. Estoy aquí para hablar de Siria, también para recibir alguna ayuda, pero la pobreza del país no se resuelve con limosnas: hace falta una solución política, que desgraciadamente, según los analistas, aún está lejos”, denunció el purpurado.
Ante este panorama, destacó el papel de la Iglesia en la ayuda “a casi 17 millones de personas” como si fuera el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. “No podemos resolver solos el problema de la pobreza, pero al menos repartir esas ayudas que llegan y que, por desgracia, son cada vez menos, también a causa de los conflictos en Oriente Medio y Ucrania”, expuso a los participantes según recogen los medios vaticanos. Ahora bien, concluyó, “en medio de esta grisura y falta de confianza, surgen sin embargo historias de altruismo. Hay tantos buenos samaritanos, tantas buenas verónicas que secan las lágrimas de esta gente. No sólo cristianos, sino de todas las religiones, o a veces de ninguna. Tantas personas que hacen todo lo posible por ayudar, cientos de ellas han perdido la vida”. El nuncio agradeció, además, las ayudas que continúan llegando gracias a las organizaciones eclesiales europeas.