Toño Casado (Salamanca, 1972) lo ha vuelto a hacer. Ha creado un musical de nuevo luminoso, testimonio de fe, conmovedor y, a la vez, divertidísimo: “Quienes tienen corazón salesiano, o son de la familia salesiana, lo vivirán de una manera muy profunda porque en este musical yo no me invento nada, sino que simplemente plasmo la historia de Juan Bosco”. “Es cierto que el mago es una condensación de sus dificultades, pero todas las demás anécdotas y lo que cuento está dentro de su vida”, añade a renglón seguido.
“Pero ‘Sueños’ no es un musical solo para la familia salesiana, ni siquiera solo para la Iglesia –prosigue–, sino que es la obra que cuenta la historia y, sobre todo, el mensaje de una persona que es muy importante en el siglo XIX, como es Don Bosco, para el mundo del trabajo, el mundo de la cultura, el mundo de la educación y también de la Iglesia”.
Estrenado el pasado 4 de abril en el Teatro Salesianos Paseo, en Madrid, estará en cartel hasta el próximo 19 de mayo. Es su cuarto musical, después de ‘Domingo Savi’o –escrito en Roma hace veinte años– y los monumentales ‘33, el musical‘ y ‘Viacrucis‘. Y ahora ‘Sueños’, que –como relata Casado– “cuenta la historia de un sacerdote, que es algo muy revolucionario en el día de hoy. La historia de Juan Bosco, que es un cura que lucha por los sueños de los demás. Tiene un mensaje para toda la sociedad, un mensaje muy positivo. Porque en el corazón de Don Bosco está el corazón también del Evangelio, y de la educación, de creer en las personas. Y eso es algo muy bueno hoy para nuestra sociedad”.
Sacerdote diocesano y vicario parroquial de la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en Madrid, Casado profesó en la Congregación Salesiana, así que este musical le ha salido de dentro, del mismo corazón. “Yo tengo corazón salesiano. Yo me eduqué, me crié en el mundo salesiano y mi espiritualidad es salesiana –admite–. Aunque trabaje para la diócesis, mi manera de comprender a Dios, mi manera de vivir la religión, es salesiana. El optimismo, la alegría, el fomentar la familia, el ayudar a los jóvenes, a quienes se encuentren con Dios y a que crezcan como personas, es algo que me ha guiado toda la vida”.
El propio músico admite que “ayuda” cuando “conoces de siempre al protagonista de tu obra”, un Don Bosco que interpreta Adrián Salcedo, pero que durante el proceso de documentación y creativo ha emergido otro distinto. “Es verdad que ahora he releído muchos libros y muchos escritos suyos, y los he visto desde una perspectiva nueva”, apunta Casado.
“Primero me fui a I Becchi y a Turín para empezar. Y lo primero que hice fue recorrer otra vez los lugares salesianos: donde nació, donde vivió… Estuve en su habitación, viendo sus cosas, sus libros, que lo tienen los salesianos muy bien preparado –continúa–. Y entonces me encontré de nuevo con Don Bosco. Y volví a releer las ‘Memorias del oratorio’, que es un libro que el papa Pío IX le mandó escribir al propio Don Bosco, contando todas sus aventuras, de cómo llegaron a ser lo que eran. Y entonces redescubrí muchas cosas que, como digo, las tenía, pero las volví a refrescar. Por ejemplo, que Don Bosco era un gran músico, al que la música siempre acompañaba en todas sus aventuras”.
Para el propio Toño Casado, este musical era un sueño, pero también es una deuda con el sueño de Don Bosco. “La vida de Juan Bosco cambió cuando tenía 9 años. Porque él era un niño de pueblo que cuidaba vacas, y su destino era ser vaquero como sus padres. Sin embargo, en un sueño se le aparecen Jesús y María, que le enseñan cómo tratar con los chicos y cómo avanzar en la vida –relata–. Ese sueño Don Bosco lo entendería muchos años más tarde, cuando su vida ya se consumía, y es el que marca de algún modo el mensaje del musical, que es: Dios tiene un sueño para todas las personas y hay que trabajar por él. Creer en nuestros sueños, creer que puede existir una sociedad mejor, porque nosotros trabajamos para que el cielo ya comience aquí, porque Jesús está con nosotros. Don Bosco lo encuentra y se lo transmite a los chicos”.