“Sigo con preocupación y dolor las noticias que han llegado las últimas horas de la agravación de la situación en Israel a causa de la intervención por parte de Irán”. Así lo afirmaba el papa Francisco después del rezo del Regina Coeli de este domingo ante los fieles congregados en la plaza de San Pedro. Y es que en la noche de ayer, sábado, 13 de abril, Irán enviaba un ataque con casi 200 drones a Israel como respuesta al ataque de este país a la embajada iraní en Damasco (Siria), en el cual murieron seis personas.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- PODCAST: Compromiso infinito con los ‘indignos’
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“Hago un apremiante llamamiento para que se detenga toda espiral de violencia con el riesgo de arrastrar el Medio Oriente a un conflicto bélico aún más grande”, ha clamado el Papa desde el balcón del Palacio Apostólico. “Nadie debe amenazar la existencia de los demás”, ha dicho, por lo que “todas las naciones deben ponerse del lado de la paz y ayudar a israelíes y palestinos a vivir al lado, en seguridad”.
“Es un deseo profundo de ellos y es un derecho: dos estados cercanos que se llegue pronto a un alto el fuego en Gaza y que se negocie con determinación, que se ayude a la población precipitada en una cascada de catástrofe humanitaria, que se liberen los rehenes secuestrados”, ha subrayado. “Basta de la guerra, basta de violencia. Que haya diálogo y paz”.
Hablar de Jesús
Antes del rezo del Regina Coeli, el Papa ha reflexionado acerca del evangelio de este domingo, el cual “nos retrotrae a la tarde de Pascua”, cuando “los apóstoles están reunidos en el cenáculo cuando los dos discípulos regresan de Emaús y cuentan su encuentro con Jesús, ‘lo que había sucedido en el camino y cómo lo reconocieron al partir el pan'”. “Reflexionemos sobre esto, sobre la importancia de compartir la fe”, ha dicho Francisco.
“Hay una cosa de la que a menudo nos cuesta hablar”, ha continuado, la cual “es, paradójicamente, lo más hermoso que tenemos para contar: nuestro encuentro con Jesús”. “Cada uno de nosotros podría decir mucho sobre esto: no enseñando a los demás, sino compartiendo los momentos únicos en los que percibimos vivo y cercano al Señor, que encendió alegría en nuestro corazón o secó lágrimas, que transmitió confianza y consuelo, fuerza y entusiasmo, o perdón, ternura, paz”, ha aseverado.
Por ello, “así como es bueno hablar de las buenas inspiraciones que nos han guiado en la vida, los pensamientos y sentimientos que surgieron cuando nos colocamos en la presencia de Dios, y también los esfuerzos y esfuerzos que hacemos para comprender y progresar en el camino de fe, quizás también para arrepentirnos y volver sobre nuestros pasos”. Y es que, “si hacemos esto, Jesús, como les sucedió a los discípulos la noche de Pascua, nos sorprenderá y embellecerá aún más nuestros encuentros y nuestros ambientes”.