El rector de la catedral ha explicado cómo será la reinauguración el 8 de diciembre
Cinco años se cumplen este 15 de abril desde que un impactante incendio devorase el tejado de la catedral de Notre-Dame de París. Ahora, Olivier Ribadeau Dumas, rector y arcipreste de la catedral desde 2022, asegura que este templo volverá a abrir el próximo mes de diciembre como un “signo de esperanza para los católicos de la diócesis y para el mundo entero”.
“Desde hace un tiempo la aguja reaparece en el cielo, estamos cubriendo la estructura de madera de la nave, el crucero y el coro, que ha sido completamente reconstruido”, ha explicado a Vatican News el rector. “Además, el interior de la iglesia recuperó un aspecto extraordinario tras la limpieza de piedras y ventanas y la restauración de las pinturas. Encontramos dimensiones que ya no se percibían en el pasado: la sensación de elevación de la catedral gótica pero también la anchura del edificio”.
Así, ha adelantado también que la tarde del 7 de diciembre tendrá lugar la solemne apertura de las puertas de Notre-Dame en presencia de las autoridades, seguida de la bendición del órgano (completamente desmontado y luego vuelto a montar), el Te Deum y el Magnificat. “En la mañana del 8 de diciembre, segundo domingo de Adviento, tendrá lugar la consagración del nuevo altar seguida de la celebración de la Eucaristía. El 9 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción y último día de este triduo especial, se celebrará la misa en presencia de numerosos obispos y sacerdotes de Francia y de todo el mundo”, ha explicado.
“Esperamos que los parisinos puedan estar presentes en la catedral, que sólo tiene 1.500 asientos, y en el cementerio, donde se levantará una gran carpa. Se instalarán pantallas gigantes en otros lugares de la capital para que no sólo los católicos sino todos los habitantes de París puedan volver a ver su catedral, la que vela por la ciudad”, ha añadido. Además, en los días siguientes, hasta el 15 de diciembre, se celebrarán por la mañana misas solemnes para asociaciones benéficas, para los pobres, para las comunidades religiosas, para los jóvenes, para los donantes, para los cuidadores, etc. Finalmente, en los próximos meses, Notre-Dame acogerá a peregrinos primero de la región parisina y luego de toda Francia”.
“Mientras vivimos en un mundo fracturado, de tensiones, de desesperación, la reapertura de Notre-Dame es un formidable signo de esperanza: lo que parecía muerto sigue en pie, gracias a la solidaridad de todos los que lo hicieron posible”, ha aseverado. “Es la señal misma de que la hermandad tiene un significado real y que cuando unimos fuerzas logramos hacer algo grande y hermoso, mientras que hace cinco años ni siquiera sabíamos si seríamos capaces de lograr tal hazaña”.
De esta manera, la catedral “es un signo de esperanza no sólo para los católicos de París sino para el mundo entero, tan grande como la emoción que el incendio de la catedral suscitó hace cinco años incluso en el extranjero”. En segundo lugar, ha destacado que “la reapertura de esta catedral es la ocasión de un despertar espiritual: no se trata de la reconstrucción de un museo sino de una iglesia, llamada a ser en el corazón de la ciudad signo de la presencia de Dios y del culto dado a Dios”.