África

Sudán, un año de la guerra civil más olvidada

  • Entreculturas y el SJR denuncian que ha provocado “la mayor crisis de desplazamiento forzado en el mundo”, con 9 millones de huidos
  • Los salesianos de Jartum lamentan que “todavía no podemos salir de casa debido a los disparos de francotiradores y a los bombardeos”





Pese a que la mirada del mundo se dirige a otros conflictos más mediáticos, Sudán sigue desangrándose desde que, el pasado 15 de abril de 2023, la guerra civil estallara definitivamente entre el ejército nacional y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), una fuerza paramilitar impulsada por Omar al Bashir, quien fuera presidente del país hasta 2019, cuando, después de 30 años de régimen dictatorial de carácter islamista, la presión social en la calle y la pérdida de confianza de los militares le obligaron a renunciar. Desde entonces, pese a las numerosas causas judiciales que tiene pendientes (tras ser condenado por blanqueo de capitales y corrupción, sigue abierta su causa por el golpe que le llevó al poder el 1989), sigue batallando contra el Estado para hacerse nuevamente con su control.



Al cumplirse el primer aniversario de esta guerra silenciada, la ONG jesuita Entreculturas ha pedido en una nota que “la mayor crisis de desplazamiento forzado en el mundo no caiga en el olvido”. Y es que hablamos de una crisis que ya ha llevado a huir de su hogar a “más de nueve millones de personas”. De ellas, dos millones han podido salir del país y los siete millones restantes son desplazados internos.

“Niveles de violencia brutales”

Paula Casado, responsable de Comunicación del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en África del Este, atiende a ‘Vida Nueva’ desde Sudán del Sur, donde es testigo de la difícil situación de una población que ha sufrido “niveles de violencia brutales”, sobre todo “en la zona de Darfur, que está siendo la más castigada”.

Significativamente, “el país que más refugiados sudaneses ha recibido es Sudán del Sur”, que consiguió su independencia nacional respecto al régimen de Jartum en 2011. Allí, “se concentran hoy “unas 600.000 personas” que han conseguido cruzar la frontera. Luego, “el segundo país receptor es Chad, donde hay casi otros 600.000 refugiados. Egipto está en el tercer lugar, con entre 50.000 y 100.000 personas”.

La mayoría, mujeres y niños

El SJR, con el apoyo de entidades como Entreculturas, “trabaja acompañando a la población en Sudán del Sur y Chad”. Así, un dato a tener en cuenta es que “el 53% de quienes han huido son mujeres y menores”. Y lo peor es que vienen “relatando episodios de violencia terribles”.

Por todo ello, Casado no duda en reiterar que “el mayor problema de este conflicto es la falta de atención mediática, ocupando la mayor parte de la presencia en los medios lo que está ocurriendo en Ucrania o Palestina. Al no hablarse de ello, la consecuencia es que hay una falta brutal de respuestas por parte de entidades que se puedan comprometer con lo que ocurre, tanto a nivel de ONG como de la ONU”.

Total falta de medios

La constatación de que “no hay medios para acompañar a toda esta población desplazada” se traduce en ejemplos concretos: “Recuerdo cuando estuvimos en mayo y, ante la ausencia total de medios de higiene, tuvimos que repartir jabones. Pero ni entre todas las ONG juntas podíamos conseguir el material suficiente para toda la gente concentrada… Otra situación es que el SJR es la única entidad que ofrece servicios de fisioterapia o acompañamiento en situaciones de duelo. Pero solo contamos con una fisioterapeuta y una psicóloga para 30.000 personas en la localidad de Renk, donde yo estoy ahora”.

Desde Misiones Salesianas obtenemos el testimonio de Jacob Thelekkadan, hijo de Don Bosco que vive junto a unas hermanas de su congregación en Dar Mariam, barrio de Jartum. Sin conexión a Internet desde el 7 de febrero, puede difundir su mensaje desde los alrededores de una oficina militar. De este modo, puede relatar que “compartimos hogar 75 personas, incluidos más de 30 niños. Todos estamos bien, pero sufrimos grandes dificultades para conseguir alimentos y gasoil para hacer funcionar el generador que bombea agua para nosotros y la gente de alrededor. Hasta ahora, Dios nos ha estado proveyendo milagrosamente”.

El religioso salesiano lamenta que “hace un año que empezó esta guerra sin sentido en Sudán. Y aún continúa. Todavía no podemos salir de casa debido a los disparos de francotiradores y a los bombardeos. Pero, una vez más, pese a que esta es una guerra olvidada para el mundo, ¡Dios nos protege siempre!”.

Compartir
Noticias relacionadas










El Podcast de Vida Nueva