Francisco ha recibido este jueves a las carmelitas descalzas, que en estos días se encuentran en la revisión de sus constituciones. “Permaneciendo interiormente abiertas a lo que el Espíritu Santo quiera sugerirles, tienen la tarea de encontrar nuevos lenguajes, nuevos caminos y nuevos instrumentos que impulsen con mayor entusiasmo la vida contemplativa que el Señor les ha llamado a abrazar, de modo que el carisma se conserve y que pueda llegar a ser entendido y a atraer muchos corazones, para la gloria de Dios y el bien de la Iglesia”, les ha dicho el Papa.
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“Revisar las Constituciones significa precisamente esto: recoger la memoria del pasado —no hay que renegar de esto— para mirar al futuro”, ha continuado. “En efecto, ustedes me enseñan que la vocación contemplativa no lleva a custodiar cenizas, sino a alimentar un fuego que arda de manera siempre nueva y pueda dar calor a la Iglesia y al mundo”.
Esto, ha señalado el Papa, “vale en general para todos los institutos de vida consagrada, pero ustedes las claustrales lo experimentan en modo particular, porque viven de lleno la tensión entre la separación del mundo y la inmersión en el mismo”. Y es que “el dinamismo de la contemplación es siempre un dinamismo de amor, es siempre una escalera que nos eleva a Dios no para separarnos de la tierra, sino para hacérnosla vivir en profundidad, como testigos del amor recibido”.
“Miren al futuro”
Así, Francisco ha animado a las religiosas a “abandonarse en Dios, aprender a leer los signos que nos da para discernir el futuro, saber tomar alguna decisión audaz y arriesgada aun cuando en ese momento permanece oculta la meta hacia la que nos va a conducir”.
“Las estrategias defensivas son fruto de una vuelta nostálgica al pasado; eso no funciona, la nostalgia no funciona, la esperanza evangélica va por otro lado, nos da la alegría de la historia vivida hasta hoy, pero nos hace capaces de mirar al futuro, con esas raíces que hemos recibido”, ha aseverado. “Y eso se llama conservar el carisma, la ilusión de andar adelante, y eso sí que funciona”.
Por último, Francisco las ha animado a mirar al futuro: “Miren al futuro con esperanza evangélica, con los pies descalzos, es decir, con la libertad del abandono en Dios. Miren al futuro con las raíces en el pasado. Y que ese estar totalmente sumergidas en la presencia del Señor les dé siempre la alegría de la fraternidad y del amor recíproco”.