Jean-Jacques Saint-Louis, superior de los Misioneros Montfortianos, cuenta cómo su congregación mantiene la misión en Puerto Príncipe
“Sin la ayuda de la Iglesia, la gente morirá”. Así de catastrófico es el balance de la situación actual en Haití por parte de Jean-Jacques Saint-Louis, superior de la congregación de los Misioneros Montfortianos.
Entrevistado por ‘La Vie’, el religioso, que habla desde una capital, Puerto Príncipe, dominada en un 80% por las bandas criminales, detalla que “estoy en el centro de los acontecimientos, marcados por la extrema violencia de las pandillas. Desde donde vivo escucho los disparos, veo casas en llamas”.
Igualmente, es “testigo del desplazamiento de poblaciones que huyen de los barrios más afectados”. De ahí que ponga en su corazón “el sufrimiento de la gente, su miseria, sus problemas. Nosotros mismos, como sacerdotes y religiosos, debemos tener cuidado cuando hay disparos, porque no estamos a salvo de una bala perdida”.
Un caos que, pese a todo, no hace que se queden a casa. Y es que, como explica Saint-Louis, “dos de nuestros sacerdotes están en misión en algunos de los barrios más afectados. En estas zonas, las parroquias ya no pueden funcionar y los fieles se ven obligados a huir”.
Claro, “también tememos los secuestros y las exigencias de rescate”, que “apuntan principalmente a sacerdotes y religiosos”… Pero están dispuestos a dar la vida. Hasta el final.