La Iglesia en España se planta ante “la pérdida de salud y de vidas” en el trabajo

El obispo Abilio Martínez Varea, responsable de la Pastoral del Trabajo, y el director de este departamento, Antonio Javier Aranda, han firmado un comunicado con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que se celebra el próximo domingo, día 28 de abril, y que la Conferencia Episcopal Española ha hecho público este lunes bajo el título ‘Comprometidos por la defensa de la vida en el trabajo, nos sentimos llamados a acompañar a las víctimas’.

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En él, y sin dejar de celebrar que en 2023 hubo una reducción en el número de víctimas, los obispos señalan que, “durante mucho tiempo venimos constatando cómo perdemos, cada día, entre dos y tres vidas en el trabajo”. “Sin embargo”, advierten, “sigue resultando aterradora la cifra de 721 personas que perdieron la vida a causa de su trabajo”.

“Más allá de las estadísticas”, cotinúan, “nos preocupa la extensión tan amplia de la falta de salud laboral y, sobre todo, las devastadoras consecuencias que ésta tiene en la vida de las personas trabajadoras y sus familias”.

No son números, son personas

“La vida con mayúsculas se juega hoy día, también, en los puestos de trabajo de nuestras empresas”, subrayan los obispos, recordando las palabras del papa Francisco en su discurso ante la ANCE en enero de 2022: “no son números, son personas”.

“Los números nos ayudan a apreciar la magnitud del problema al que nos enfrentamos, pero esto no nos puede hacer olvidar que hablamos de personas, de seres únicos”, aseveran. “Cuando nos acercarnos a la víctima de un accidente laboral lo primero que nos recuerda es el dolor y la soledad con la que se tienen que enfrentar a esta situación y nos hace constatar la tragedia personal y familiar que hay detrás de cada accidente”.

“El cuidado de la vida humana pasa por erradicar esta tragedia, por identificar sus causas profundas y empeñarse en eliminarlas desde todos los ángulos posibles. Nos va la vida en ello”, afirman los obispos, recordando que “hay personas que sufren secuelas físicas y psíquicas que les acompañarán ya toda su vida”, así como “familias que se rompen tras la pérdida de uno de sus miembros, o el golpe repentino de una discapacidad, una incapacidad laboral de mayor o menor grado…”.

“En definitiva, por el sufrimiento de un mal sobrevenido en sus vidas por el simple hecho de salir a la calle cada mañana a ganarse la vida”, afirman. Por eso, “como Iglesia, ante el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, hacemos un llamamiento para promover la defensa de la vida en el trabajo: denunciando la pérdida de salud y de vidas, creando conciencia en la sociedad y en nuestras comunidades eclesiales, acompañando a las víctimas en el dolor y apoyando sus justas reivindicaciones”.