“El bien no es solo un fin, sino también un camino”. Así lo ha expresado hoy el papa Francisco durante la audiencia general de los miércoles, celebrada en la plaza de San Pedro ante miles de fieles.
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El Pontífice ha continuado hoy su ciclo de catequesis, en el que ya ha reflexionado sobre los vicios y virtudes, acercándose a las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. “Se denominan teologales porque son infundidas por Dios y se viven en la relación con Él. Estas virtudes nos dan una especial asistencia del Espíritu Santo para poder seguir las huellas de Jesús en nuestra vida cotidiana”, ha expresado.
Para Jorge Mario Bergoglio, “las virtudes teologales son el gran antídoto contra la autosuficiencia”. “¡Cuántas veces algunos hombres y mujeres moralmente impecables corren el riesgo de volverse, a los ojos de quienes los conocen, presuntuosos y arrogantes!”, ha exclamado.
Optar por el bien
Según sus palabras, “una persona puede haber realizado una montaña de obras de caridad, puede haber cosechado reconocimiento y elogios, pero si hizo todo esto solo para sí misma, para exaltarse, ¿aún puede ser considerada una persona virtuosa?”.
En este sentido, ha continuado: “El bien necesita mucha discreción, mucha amabilidad. Sobre todo, el bien necesita despojarse de esa presencia a veces demasiado pesada que es nuestro yo. Si cada acción que realizamos en la vida la hacemos solo para nosotros mismos, ¿es realmente tan importante esta motivación?”.
Por eso, “el Espíritu Santo nos ayuda a distinguir claramente el bien del mal y a tener la fuerza para optar por el bien. En el deseo de hacer lo correcto, sin embargo, podemos caer en la autosuficiencia y el voluntarismo. Pero si nos abrimos con humildad al Espíritu Santo, Él reaviva en nosotros las virtudes teologales. Así, cuando perdemos la confianza, Dios aumenta nuestra fe; cuando nos desalentamos, despierta en nosotros la esperanza; y cuando nuestro corazón se enfría, Él lo enciende con el fuego de su amor”, ha insistido.
Israel y Palestina, dos Estados
En su saludo a los peregrinos de lengua española, ha invitado a pedir al Espíritu Santo que “nos conceda la gracia de creer, esperar y amar a imitación del Corazón de Cristo, siendo sus testigos en toda circunstancia”.
Al término de la audiencia general, el Papa ha vuelto a pedir oraciones por la paz ante todas las guerras que asolan el mundo, citando el conflicto en Gaza y en Ucrania. Sobre el primero, ha vuelto a reclamar la solución de los dos Estados: “Se sufre mucho allí, en la guerra. Por la paz entre Palestina e Israel, que son dos Estados, libres y con buenas relaciones, oremos”. Asimismo, ha subrayado que “la guerra es siempre una derrota en la que quienes más ganan son los fabricantes de armas”.