Adscribiéndose al Año de la Oración que el papa Francisco ha propuesto para toda la Iglesia, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba pidió a todos los fieles de la isla caribeña que, el pasado domingo 21 de abril, se unieran en todas las iglesias a una oración por una serie de “propósitos nacionales”.
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Días antes, a través de una carta firmada por el obispo de Pinar del Río y secretario general del Episcopado, Juan de Dios Hernández Ruiz, los prelados ofrecían una “oración por nuestro pueblo” que se dirigía directamente a Dios con un tono interpelante: “Sabes que nuestra querida patria transita por tiempos muy difíciles y que el cubano sufre, llora y carece de lo esencial. ¡Necesitamos tu ayuda, consuelo y fortaleza!”.
“Solos no podemos”
Conscientes de que “solos no podemos encontrar caminos de armonía y convivencia fraterna”, los obispos rogaban la asistencia del Espíritu Santo “para buscar soluciones sabias y verdaderas a los graves y urgentes problemas que nos afligen como pueblo, de modo que cambien nuestras condiciones de vida y podamos ser felices en esta tierra nuestra”.
Pero, lejos de quedarse en un llamado genérico, la Iglesia caribeña añadía una “oración de súplica” en la que se abordaban de un modo concreto diversas problemáticas que lastran al país: “Te presentamos a las madres que luchan por alimentar a sus hijos; a tantos que no se cansan de buscar medicinas para sus enfermos; a los familiares de los presos que sueñan con verlos regresar, algún día, sanos al hogar; a los trabajadores que intentan brindar a sus seres queridos una casa digna; a los que lloran la emigración de esposos, hijos, nietos, amigos; a los que sufren la violencia y el robo; a los que soportan tantas carencias materiales y espirituales”.
Búsqueda de soluciones concretas
Por los mismos días, también generaron un gran eco unas declaraciones a la cadena estadounidense NBC News del sacerdote Ariel Suárez, secretario adjunto de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, que sostuvo que, “si los diferentes actores políticos se ponen de acuerdo”, la Iglesia “puede ofrecer un espacio de diálogo, un lugar de encuentro, para que todas las diferentes posiciones puedan encontrar soluciones concretas que la gente necesita”.
📣La Iglesia como mediadora justa e imparcial. #Cuba #Crisis @obispos_cuba @eu_eeas @DiazCanelB pic.twitter.com/fataDf2azc
— Democristianos Cuba (@CubaPdc) April 22, 2024
Aprovechando este significativo paso adelante de la Iglesia católica, que, en los últimos años, está visibilizando un apoyo explícito a una población que “sufre”, el Partido Demócrata Cristiano de Cuba, desde el exilio, ha publicado un comunicado en el que ofrece al régimen castrista, liderado por Miguel Díaz-Canel, que emprenda un proceso de diálogo nacional. En el mismo, considera esta fuerza opositora, la Iglesia podría ser “una mediadora justa e imparcial, garante de priorizar el bien común por encima de los intereses personales”.
Cualidades, capacidades y experiencia
Al percibir al Episcopado como una institución “que goza de las cualidades, capacidades y experiencia necesarias”, esta sería “la indicada para ayudarnos a llegar a buen puerto”. Sobre todo al constatar que, tras casi siete décadas de implementación de la llamada Revolución Cubana, el comunismo estatal parece dar síntomas de asfixia y el país sufre “una crisis social, política y económica” que “requiere de un esfuerzo colectivo de las partes” para tratar de salir adelante.
En este sentido, la senda que marca “la Doctrina Social de la Iglesia”, que busca construir “un orden social justo y fraterno” y que “contribuya a la convivencia pacífica y al desarrollo humano integral”, puede guiar a ambas partes, Gobierno y oposición democrática, en el fin de “hallar las respuestas adecuadas a los problemas que hacemos frente”. Porque “la Doctrina Social de la Iglesia no es solo una teoría, sino un llamado a la acción”.
Por ahora, el régimen castrista no ha ofrecido respuesta alguna. Al menos, oficialmente.