La Congregación de los Sagrados Estigmas de Nuestro Señor Jesucristo, conocidos como Padres Estigmatinos, ha confirmado el asesinato en Sudáfrica, el pasado sábado, del sacerdote Paul Tatu, de 45 años y originario de Lesoto. El religioso habría sido asesinado a tiros tras ser obligado a subir a un coche, quizás por haber presenciado un feminicidio. Su superior provincial, Gianni Piccolboni, ha aclarado a la Agencia Fides que “la dinámica de los hechos aún no se conoce bien”.
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No es un hecho aislado
Piccolboni ha explicado que “al parecer, el padre Paul presenció accidentalmente un feminicidio”. Por ello, sus asesino habría obligado al sacerdote “a subir a un auto, donde le dispararon en la nuca para eliminar su testimonio”. “Rezamos por él y por los misioneros estigmatinos probados por un dolor tan grande”, señaló el provincial. Por su partem desde la Conferencia Episcopal de África Austral también se ha mostrado su dolor por la “trágica noticia de la muerte” de un religioso que ha trabajado “con dedicación” en el país. Para el presidente del episcopado, Sithembele Sipuka, obispo de Umtata, este asesinato no es un incidente aislado, sino más bien un penoso ejemplo del deterioro de la seguridad y la moralidad en Sudáfrica”.
Más allá del país, en Burkina Faso, también ha sido secuestrado Edouard Zoetyenga Yougbare, catequista de la diócesis de Fada N’Gourma, al este del país tras perder su burro. Tras dos días de búsqueda, el catequista fue encontrado degollado, con las manos atadas a la espalda y con signos de tortura. Nacido en 1964 en Kouriogê, el catequista Edouard estaba casado con Eulalie Delma. Era padre de ocho hijos, seis niños y dos niñas, pero había perdido a tres de ellos, dos niños y una niña. Su compromiso con la Iglesia “se caracterizaba por una notable dedicación”, según cuanto señala la diócesis, según recoge también la Agencia Fides.
