“La importancia del proceso electoral va mucho más allá de la mera composición del Parlamento Europeo. Repercute en los pasillos del poder, influyendo en la selección de figuras clave como la presidencia de la Comisión Europea y la presidencia del Consejo Europeo. Estos liderazgos, siguiendo el mandato otorgado por el electorado, navegarán por la intrincada red de la gobernanza europea, dirigiendo el curso de políticas e iniciativas que repercuten en la vida de millones de personas”. Así lo ha manifestado el Comité Ejecutivo de Justicia y Paz Europa en un comunicado que han hecho público con motivo de las próximas elecciones europeas, en la que manifiestan algunas de las preocupaciones de la organización.
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Entre estas preocupaciones destaca “la preservación de la vida humana, la dignidad y los derechos fundamentales, tanto dentro de Europa como más allá de sus fronteras”. “Las libertades fundamentales, como la libertad religiosa, de creencias, de expresión y de información, constituyen la base de los valores europeos”, subrayan. Sin embargo, “estos derechos siguen siendo objeto de asedio en muchas partes del mundo, lo que subraya el imperativo de una defensa vigilante y enérgica”.
“Simultáneamente, las amenazas existenciales se ciernen sobre la vida humana, con la crisis climática y la pérdida de biodiversidad planteando duros desafíos”, apunta Justicia y Paz. En este sentido, recuerdan que “la Unión Europea, dotada de una importante autoridad reguladora y una gran influencia diplomática, tiene una gran responsabilidad a la hora de abordar estos problemas acuciantes”. Por ello, “debe atender las apasionadas súplicas de las generaciones más jóvenes, que exigen con razón una acción decisiva para salvaguardar su futuro y el planeta que heredarán”.
Restaurar la esperanza
Además, “los cambios demográficos, unidos a las crisis sanitarias emergentes, exigen respuestas políticas innovadoras que den prioridad a la inclusión y la cohesión social”, subraya la organización. “El envejecimiento de la población, exacerbado por la posibilidad de nuevas pandemias, subraya la urgente necesidad de una asistencia sanitaria integral y de sistemas de apoyo que atiendan las necesidades de toda la ciudadanía”.
“Paralelamente, la difícil situación de las personas refugiadas y emigrantes, obligadas por circunstancias extremas a buscar refugio dentro de las fronteras europeas, subraya el imperativo moral de la compasión y la solidaridad. Quienes solicitan asilo, en particular, deben recibir un trato justo y humano a lo largo de todo su viaje, lo que refleja el compromiso de Europa con la defensa de los derechos humanos universales”, aseveran.
Del mismo modo, “Europa debe solidarizarse con las naciones que se enfrentan a conflictos e inestabilidad en todo el mundo, ofreciendo apoyo y ayuda humanitaria para aliviar el sufrimiento humano y restaurar la esperanza en medio de la desesperación”.
Condenar el racismo
“Sin embargo, en medio de estas nobles aspiraciones, se cierne la sombra de la desinformación, que amenaza con socavar los cimientos mismos de la democracia”, apuntan. “Tanto si se propagan en el país como si se orquestan desde el extranjero, las campañas de desinformación buscan sembrar la discordia y erosionar la confianza en las instituciones democráticas. De ahí que la preservación de los medios de comunicación independientes y la promoción del periodismo de calidad surjan como baluartes contra la insidiosa embestida de la falsedad”.
Además, “se deben condenar sin ambages la lacra del racismo y el antisemitismo, contrarios a los valores de tolerancia e inclusión que profesa Europa. Las ideologías extremistas que pretenden denigrar la dignidad y los derechos humanos no tienen cabida en el discurso democrático, lo que justifica un frente unido contra su influencia”, asevera Justicia y Paz.
En conclusión, “mientras Europa se prepara para este hito electoral, las aspiraciones y convicciones colectivas de su ciudadanía marcarán el rumbo de su futuro”. Por ello, “las elecciones al Parlamento Europeo, lejos de ser un mero ejercicio de teatro político, representan un testimonio de los perdurables principios de democracia y solidaridad que unen al continente. En el ejercicio de su deber cívico, quienes ejercen su derecho al voto tienen el poder de forjar un futuro definido por la justicia y la paz”.