En el marco de los 90 años de la arquidiócesis de Mercedes-Luján, el arzobispo Jorge Scheinig presidió la misa central en homenaje a la Patrona de la Argentina, Nuestra Señora de Luján. Estuvo acompañado por el obispo auxiliar mercedino, Mauricio Landra.
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Después de la lectura del Evangelio, el prelado comenzó su homilía valorando el amor de Jesús: “Todo en Jesús es amor”, y desde ese amor hecho carne, que se manifiesta en gestos, va a entregarse. “El que ama se entrega y entrega… Y en ese momento de un amor infinito, Jesús nos entrega a su Madre”.
Presencia de ternura
Scheinig aseveró que la Virgen es un regalo de Jesús. Es una presencia, una realidad en el mundo: la presencia de María con tantos nombres o apodos. No hay lugar donde María no esté. “Nosotros tenemos este don, este regalo de María de Luján que ha querido quedarse acá para siempre. Está en nuestra casa”.
María es el rostro femenino de Dios, es la presencia de ternura que Dios tiene con nosotros. Esta mujer es ternura en nuestra casa, es lo tierno, lo blando, lo suave, que es capaz de sostener la vida, de sostener al otro, de darle vida. Lo contrario a la ternura es la brutalidad, la crueldad, la grosería. “Tenemos que ser fuertes y decir basta a la crueldad, basta a la brutalidad, basta la grosería, basta, basta. Necesitamos también pedir y exigir a los que nos gobiernan, a todos los que tienen responsabilidades, basta de brutalidad”, exclamó el arzobispo.
Sostuvo que la Virgen invita a vivir la vida con ternura: sostenernos, cuidarnos, estar atentos a los otros. Poniendo a su madre como ejemplo, el arzobispo expresó que uno sabe lo que es la ternura cuando esa mujer que está a nuestro lado nos abraza y uno se siente sostenido, se siente contenido, sin miedo: “Eso es toda una manera de vivir”.
Cree que hay que recuperar algo distinto en el alma del pueblo. “No tenemos que permitir que nos roben la ternura porque no somos eso, no somos eso”, agregó.
Ser fuertes
El titular de la jurisdicción de Mercedes-Luján considera que hay que pedirle a la Virgen que nos ayude a ser distintos y fuertes para un momento difícil como el que estamos viviendo y para parar el atropello. Por eso, alentó: “Todos estamos llamados a vivir de otra manera en la casa común, que es la patria… a esta casa común, que llamamos patria, necesitamos ponerle una cuota de ternura, de cuidado de los unos para con los otros”.
Dijo que millones de personas sienten que este Santuario es su propia casa, y este es el tiempo de sentir que Ella con su presencia nos anima, es tiempo de la presencia de la Virgen. Finalmente, exhortó: “¡Qué regalo que nos hizo Jesús! Sintámonos plenos, sintámonos llenos del amor de Dios y seamos capaces de vivir de otra manera”.