La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile, celebrada del 15 al 19 de abril, debía elegir todos los cargos, excepto el de secretario general. El arzobispo de La Serena, René Rebolledo Salinas, fue elegido presidente. De 65 años, nació en Cunco, al sureste de Temuco, 740 kilómetros al sur de Santiago. A los 19 años ingresó en el Seminario San Fidel, en San José de La Mariquina, donde cursó Filosofía y Teología. Ordenado sacerdote en agosto de 1984, asumió tareas parroquiales en su diócesis, el vicariato apostólico de La Araucanía.
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Al poco tiempo ingresó en la Pontificia Universidad Urbaniana, en Roma, donde obtuvo el grado de Doctor en Teología Dogmática. A su regreso, desde 1990 hasta 2002, fue educador, formador y, desde 1993, rector del Seminario Mayor San Fidel. En 2002 fue nombrado vicario general de la recién creada Diócesis de Villarrica. En mayo de 2004 el papa Juan Pablo II lo nombró obispo de Osorno y en 2013, Francisco lo trasladó a La Serena.
En conversación con ‘Vida Nueva’ confiesa su sorpresa por esta elección: “No esperaba que mis hermanos obispos pensaran en mí para animar la conducción de este organismo que en lo particular es querido y valorado. Para los obispos en nuestro país, la Conferencia Episcopal no es solo una instancia de encuentro, donde buscamos colegiadamente caminar juntos en numerosos aspectos de la vida pastoral, sino también una institución que nos apoya y presta un importante servicio, especialmente a aquellas diócesis que tienen más dificultades para llevar adelante su tarea pastoral. Siento este voto de confianza como un llamado a seguir animando esa labor de servicio”.
PREGUNTA.- ¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta como presidente del Episcopado chileno?
RESPUESTA.- El principal desafío es seguir impulsando y llevando adelante las Orientaciones Pastorales acordadas por los obispos el año pasado que acentúan cuatro aspectos: animar y fortalecer procesos evangelizadores desde la centralidad de Jesucristo; fomentar relaciones más evangélicas y estructuras más sinodales en nuestra manera de ser Iglesia; seguir promoviendo en nuestra Iglesia una cultura del cuidado y del buen trato; y vivir nuestra misión profética en medio del mundo, en diálogo con la cultura y saliendo al encuentro de los pobres y los jóvenes. En este sentido, miro con gran esperanza la Primera Jornada Nacional de la Juventud que providencialmente se realizará en La Serena desde el 21 al 26 de enero de 2025, y que ha sido una iniciativa que los propios jóvenes de nuestras comunidades han pedido realizar.
Líderazgo eclesial
P.- En esta Asamblea, el arzobispo Fernando Chomalí dijo que hay personas que reclaman un mayor liderazgo de los pastores católicos…
R.- Los obispos buscamos contribuir con nuestra palabra y acciones a la vida de las comunidades y al país. En los últimos años, debido a la situación de abusos cometidos por clérigos en contra de hermanos y hermanas, nuestro mensaje cayó en el desprestigio y cuestionamiento público, por ser considerado incoherente. Hemos afrontado el problema, gracias a Dios, apoyados por numerosas personas y organismos. Se han formado miles de agentes en prevención; seguimos en esta línea.
Por otra parte, y en la medida que la sociedad percibe una ausencia de un mensaje que hable del sentido más profundo de la vida, de trascendencia y de aquellos valores tanto humanos y espirituales como evangélicos que sostienen nuestra sociedad; se está volviendo a poner atención a nuestra palabra. Entonces, más que pretender liderar, buscamos ofrecer el mensaje y el servicio de todo el Pueblo de Dios por el bien de Chile. Pues creemos que volver a levantar los valores del diálogo, la solidaridad, el bien común, la justicia, la paz y el construir comunidad frente al egoísmo pueden cambiar, para mejor, el rumbo de nuestro país.