Francisco ha recibido este viernes en audiencia a la Delegación de la Red Internacional de Sociedades de Teología Católica (INSeCT). En su discurso, el Papa ha señalado que “La teología es verdaderamente un precioso ministerio eclesial que necesitamos. En primer lugar, porque corresponde a la fe católica dar cuenta de la esperanza a quien la pide”.
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Además, ha apuntado que “la esperanza no es una emoción o un sentimiento, sino la persona misma de Jesús, a través de la verdad y la vida”. Entonces, “la teología es preciosa en el cambio de época que vivimos, en sociedades multiétnicas en continua movilidad, con la interconexión de diferentes pueblos, lenguas y culturas que deben orientarse, con conciencia crítica, hacia la construcción de una convivencia en paz, solidaridad y fraternidad universal y en el cuidado de nuestra casa común”.
Por otro lado, el Papa ha reconocido que “necesitamos la teología porque los desafíos que plantea el progreso tecnocientífico -pensemos en la inteligencia artificial- nos obligan hoy a ‘unirnos’ para comprender qué es humano, qué es digno del hombre, qué es irreductible en el hombre, porque es divino, qué es, imagen y semejanza de Dios en Cristo”. En este sentido, la teología “debe poder convertirse en compañera de viaje de las ciencias y de todo conocimiento crítico, ofreciendo su propio aporte de sabiduría, para que las diferentes culturas no choquen sino que, en diálogo, se conviertan en una sinfonía”.
Inculturación de la fe
Por ello, Francisco ha indicado tres direcciones de desarrollo de la teología: fidelidad creativa a la tradición, transdisciplinariedad y colegialidad. “Son los ‘ingredientes’ esenciales de la vocación del teólogo católico en el corazón de la Iglesia. Los teólogos, de hecho, son como los exploradores enviados por Josué a la tierra de Canaán: deben descubrir las vías de acceso adecuadas para la inculturación de la fe”, ha explicado.
“Sabemos bien que la Tradición está viva”, ha añadido el Papa. Por ello, “debe crecer, encarnando el Evangelio en cada rincón de la tierra y en todas las culturas”. “La transdisciplinariedad del conocimiento no es, por tanto, una tendencia actual, sino una exigencia de la ciencia teológica: de hecho, “escucha” los descubrimientos de otros conocimientos para profundizar las doctrinas de la fe, ofreciendo al mismo tiempo la sabiduría cristiana para el desarrollo humano de la humanidad. ciencia. La responsabilidad de esta ardua tarea pasa también por la colegialidad y la sinodalidad del camino de investigación”, ha aseverado.