“La liturgia nos recuerda que este acontecimiento en torno a Dios es para todos. El hombre está para la liturgia, porque es para Dios, pero una liturgia sin esta unión del hombre con Dios es una aberración”. Y aquí una aberración, por ejemplo, sería una liturgia excluyente del ‘rubricismo que no favorece la unión con Dios’”. Así lo ha expresado el papa Francisco hoy durante su audiencia con una delegación del Instituto Superior de Liturgia de Barcelona.
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“Es importante que en vuestros estudios reflexionéis sobre la necesidad de buscar esta unión con el Señor y sobre los medios que él, a través de la Iglesia, nos ha dado para lograrla”, ha dicho el Papa a los presentes, recordándoles que San Benito, “al inicio del discernimiento vocacional de sus monjes –que podemos aceptar como lección para todos los cristianos y para todas las liturgias– nos sitúa como criterio para asegurar que buscamos verdaderamente a Dios , motivo por el cual el candidato fue dispuesto a la obra de Dios, a la participación en la Divina Liturgia, en su sentido de contacto personal y comunitario con Dios”.
Tabernáculos de Dios
Todo ello, ha continuado Francisco, “sin olvidar esta misma urgencia por la obediencia, es decidir, por el servicio, vivir el mandato supremo del amor fraternal, en lo que Dios nos quiere; y por las humillaciones , abrazar la cruz, dejarse modelar por Dios y tocar el grito abierto del Señor en los miembros de su cuerpo místico”.
“Permítanse, por tanto, trabajar para vivir nuestra liturgia diaria, para expresar, cuestionar y alimentar esta relación”, ha concluido, ya que, “de este modo, nuestras comunidades serán ‘tabernáculos de Dios entre los hombres’, que buscan en su oración ‘el lado invisible del corazón del Señor'”.
