Marjane Satrapi (Rasht, Irán, 1969) es ‘Persépolis’. Es decir, “la búsqueda de un mundo más justo e integrador”, según el jurado que le ha concedido el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2024. La dibujante, directora de cine y pintora franco-iraní sigue siendo aquella niña sorprendida y molesta por tener que vestir el velo, el hiyab, con el triunfo de la revolución islámica en Irán: es un grito de libertad, es un símbolo contra el integrismo, es la voz –y la imagen– de la mujer. “Seguimos siendo la misma”, dice después de todo.
En su espléndido y famoso cómic autobiográfico, ese ‘Persépolis’ publicado en cuatro tomos en París entre los años 2000 y 2003 –y al que da nombre la extinta capital del antiguo Imperio persa–, el ‘hiyab’ es el protagonista de su lucha. Lo sigue siendo más de veinte años después, más que nunca si cabe, tras la muerte el 16 de septiembre de 2022, de Mahsa Amini, la joven de 22 años detenida por la policía de la moral por “no llevar bien” el velo.
“Quitarse el velo es importante. No nos apoya ni la izquierda ni las feministas en Occidente, porque se les ha metido en la cabeza que islamismo y musulmanes es lo mismo, que si se ataca al islamismo se ataca a los musulmanes”, apunta. A Mahsa Amini, a la ola de protestas y a la brutal represión que le siguió, le ha dedicado recientemente ‘Mujer Vida Libertad’ (Reservoir Books), libro que ha editado junto el politólogo Farid Vahid y el historiador Abbas Milan, ambos también iraníes.
“Mahsa Amini será para siempre el símbolo de la lucha por la libertad”, manifiesta. “En Irán se vive la primera revolución feminista del mundo –prosigue–, el mañana de Irán pasa por el Irán de las mujeres”. Aunque admite ser “muy feminista”, advierte a continuación: “Yo soy una feminista factual, no castradora. Siempre me he negado a ir a festivales de literatura o de cine de mujeres. Este feminismo no me interesa nada”.
Eso sí, su combate sigue siendo contra el patriarcado: “Yo no estoy en guerra contra los hombres, sino contra la cultura patriarcal. En una familia patriarcal el padre es el que tiene la última palabra, y por eso un dictador estima que es el padre de la nación y que tiene la última palabra. Por eso, creo que la cultura patriarcal es la base de la dictadura”.
El ‘hiyab’, para Satrapi –quien reitera que el velo cosifica a la mujer como objeto sexual–, es el gran símbolo del integrismo islámico, de cualquier integrismo si cabe. “Hay pocas diferencias entre judío, musulmán o católico fanático, básicamente es lo mismo, el fanatismo es el fanatismo, este es el gran problema con las religiones en el mundo”, explicó en París en una rueda de prensa virtual tras conocer el galardón. “Nadie tiene derecho a dominar a nadie. Somos todos iguales. No hay razas, somos la raza humana”, añade.