“Renuevo mi llamamiento para un intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania. El compromiso de la Santa Sede es favorecer y continuar rezando por la paz”. Así lo ha expresado el papa Francisco este domingo después del rezo del Regina Caeli, en el que también ha recordado la celebración de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales y la celebración, en muchos países, Día de la Madre: “Pensemos con reconocimiento en todas las madres, también en aquellas que se han ido al cielo”, ha dicho el Papa.
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Así, este VII domingo de Pascua, el papa Francisco ha reflexionado sobre el evangelio que relata la Ascensión del Señor. Y es que, el evangelio de hoy “afirma que Jesús, después de haber confiado a los Apóstoles la tarea de continuar su obra, ‘fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios'”.
“El regreso de Jesús al Padre se nos presenta no como un desprendimiento de nosotros, sino más bien como una precedencia nuestra hacia la meta”, ha asegurado el Papa. “Como cuando subes a una cima de la montaña: caminas, con dificultad, y finalmente, en una curva del camino, el horizonte se abre y ves el panorama. Entonces todo el cuerpo encuentra fuerzas para afrontar la subida final, y todo el cuerpo (brazos, piernas y todos los músculos) se tensa y concentra para alcanzar la cima”, ha explicado.
Obras de amor
Por ello, “nosotros, la Iglesia, somos precisamente ese cuerpo que Jesús, habiendo ascendido al Cielo, arrastra consigo como con una cuerda”. Y es que “es Él quien nos revela y nos comunica, con su Palabra y con la gracia de los Sacramentos, la belleza de la patria hacia la que caminamos”. De esta manera, ha añadido Francisco, “nosotros, sus miembros, nos levantamos gozosos junto con Él, nuestra cabeza, sabiendo que el paso de uno es paso de todos, y que nadie debe perderse ni quedar atrás, porque somos un solo cuerpo”.
Tal como ha apuntado el Papa, estos pasos a seguir son, en definitiva, “realizar las obras de amor: dar vida, llevar esperanza, alejarse de toda malicia y mezquindad, responder al mal con el bien, acercarse a quien sufre”. “Cuanto más lo hacemos, más nos dejamos transformar por su Espíritu, más seguimos su ejemplo y más, como en las montañas, sentimos que el aire a nuestro alrededor se vuelve ligero y limpio, el horizonte se ensancha y la meta se acerca, las palabras y los gestos se vuelven buenos, la mente y el corazón se expanden y respiran”.