Cristianos Socialistas celebró el 6 de abril en Ferraz su VI Asamblea Federal nombrando a Rosa Aguilar (Córdoba, 1957) presidenta de este grupo federal del PSOE en el que se insertan los militantes creyentes del partido liderado por Pedro Sánchez. La ministra de Medio Ambiente de la era de José Luis Rodríguez Zapatero conversa con Vida Nueva, un mes después de su elección, sobre la crispación política que no cesa en España.
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PREGUNTA.- ¿Cuáles son las urgencias tras esta nueva Asamblea?
RESPUESTA.- En la Asamblea hemos señalado como uno de los retos ser más visibles tanto en el seno del partido, para que los compañeros creyentes sepan que tienen un espacio donde participar y debatir, como para afuera, para que el conjunto de la ciudadanía sepa que hay un lugar del PSOE en el que nos encontramos los cristianos y desde el que trabajamos por la justicia social y para que la igualdad se haga realidad, ambos pilares fundamentales del socialismo y del cristianismo. Vivimos en España un tiempo en el que parece que el cristianismo es patrimonio de la derecha y no es verdad. Por otro lado, nuestra misión está también en relacionarnos con las ONG cristianas y las comunidades de base para mantener relaciones fluidas.
P.- El Papa nos llama constantemente, a creyentes y no creyentes, a tender puentes. ¿En qué puede ayudar Cristianos Socialistas a esa búsqueda de acuerdos?
R.- Desgraciadamente, el PP ha dado un paso hacia la derecha extrema y ha dejado todo el espacio que venía ocupando del centro derecha que parece que no le importa ya, pues están mirando la política desde una perspectiva exclusivamente de confrontación, porque su objetivo es deponer un gobierno para gobernar ellos. Por tanto, no se prestan a lo que siempre ha sido algo habitual en la política, que es que hay un espacio donde se dialoga desde las diferencias, donde se habla desde el contraste de pareceres y donde, desde el respeto, se pueden buscar puntos de encuentro. Vivimos un tiempo duro para la política, porque se ha abandonado lo esencial: poder dialogar con quien no piensa igual que tú, poder hablar con quien tiene otras propuestas distintas a las tuyas y, sobre todo, buscar un espacio común, que siempre lo hay si hay voluntad. Todos estamos hartos de tanto insulto, de tanta descalificación, de tanta agresión verbal. Esto hay que sacarlo de la política. Esto hay que pararlo porque no viene bien a la democracia española.
“Rezar por la desaparición de los socialistas está muy alejado del Evangelio”
P.- Mientras, continúan los rosarios a las puertas de Ferraz…
R.- Utilizan a la Iglesia como un instrumento más dentro de la política, lo que quiere decir que no tienen nada de católicos, me parece una barbaridad. Me duele que haya obispos que se presten a hacerle el juego a la extrema derecha o que cuando la Conferencia Episcopal decide guardar silencio sobre un asunto salgan ellos a tomar partido. Rezar por la desaparición de los socialistas está muy alejado del Evangelio.
P.- Comienza una nueva etapa en las relaciones Iglesia-Estado con la recién estrenada presidencia de la Conferencia Episcopal. El 18 de abril fue la primera reunión entre Félix Bolaños y Luis Argüello. Y solo una semana después el Gobierno sacaba adelante su plan para indemnizar a las víctimas de abusos, que fue criticado de forma rotunda por el Episcopado. No parece que se empiece con buen pie…
R.- Hay un tema pendiente que es el de los abusos. Es normal que el Gobierno actúe, al igual que debe hacer la Iglesia. Es verdad que con la elección de Argüello y José Cobo se produjo un buen gesto, que fue salir a las inmediaciones de la Conferencia Episcopal para atender a las víctimas. El Gobierno ha emprendido un camino adecuado de reparación y las relaciones no tienen por qué ser malas en este sentido con los obispos. Ambas partes, desde la discrepancia, pueden llegar a acuerdos por el bien de las víctimas.
P.- En abril entregaron el premio Fernando de los Ríos al Padre Ángel “por su gran labor en favor de los más desfavorecidos”…
R.- Hacen falta muchos más padres Ángel, pero no hay que dejar de reconocer que hay muchos buenos sacerdotes en los barrios que se desviven para que cada día no le falte a ningún vecino un plato de comida o unos euros para pagar la factura de la luz. Eso sí, parece que son más visibles aquellos que no hacen tanto bien, como los que rezan por la muerte del Papa, quienes no deberían ser sacerdotes. No todo vale, ni en la política ni en la Iglesia. Es curioso que cuando tenemos un papa como Francisco, al que le importan los últimos, recibe por parte de la jerarquía respuestas lamentables ante todo aquello que suponga un avance. Más sacerdotes como el Padre Ángel necesitamos en nuestras calles para que la gente pueda constatar que la Iglesia católica en España no son solo aquellos rezan por la muerte del Papa o los que piden el voto para la extrema derecha desde los púlpitos, sino que hay muchos cristianos comprometidos que dan la cara día a día desde lo callado.