La diócesis de Plasencia, pastoreada por el obispo Ernesto Brotóns, se ha pronunciado en relación al bendición de una pareja del mismo sexo que se celebró este fin de semana en la parroquia de Nuestra Señora de Belén de la localidad extremeña de Miajadas. “Debemos matizar que en ningún momento se trató de una boda ni hubo intención expresa de simular sacramento”, expone el Obispado en un comunicado sobre un acto que tuvo lugar el pasado fin de semana A través de las imágenes distribuidas en redes sociales se ve una celebración institucionalidad, con el sacerdote, Enrique Gómez Rodríguez, vestido con alba y estola y la pareja con traje en un lugar preferente ante el altar, en similar disposición a los de los novios en una boda.
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Frente a quienes tachan esta ceremonia celebrada en Miajadas de ser una boda, la propia pareja aclaró desde un primer momento que solo se trataba de la celebración de un matrimonio canónico: “Gracias infinitas, Enrique, por proponernos hacer la bendición dentro de la parroquia y en nuestra iglesia de Belén, algo que no dudamos ni un minuto en decir que sí. Fue una ceremonia preciosa”. Con estas palabras los novios manifestaban que la iniciativa de fue del párroco. Y lo cierto es que Enrique Gómez, antes de que la Santa Sede diera el visto bueno a la bendición de parejas en situación irregular el pasado diciembre, siempre se ha manifestado públicamente a favor de la acogida del colectivo LGTBI, así como el acceso de la mujer al diaconado y al sacerdocio.
Sin negar el valor
“No negamos el valor de estas bendiciones”, aclara el comunicado de Plasencia, sino que además “afirmamos la obligatoriedad de que se realicen en el contexto y formas marcados por ella”. Sin embargo, en este contexto, la nota supervisada por el obispo Ernesto Brotons, reconoce que “las formas, no obstante, contravinieron claramente lo dispuesto por la Declaración del Dicasterio de la Fe, ‘Fiducia supplicans’, algo que no podemos aprobar”.
Lo cierto es que el documento vaticano, firmado por el prefecto Víctor Manuel Fernández, subraya explícitamente que estas bendiciones no ritualizadas no deben convertirse en “un acto litúrgico o semi-litúrgico, semejante a un sacramento en un acto litúrgico o semi-litúrgico, semejante a un sacramento”. De la misma manera, desde Roma se detalla que debe ser una bendición “espontánea” a través de una “oración breve”. Incluso se alerta de que se deben evitar “las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio”.
El comunicado de la diócesis extremeña apunta que “desde el momento que se tuvo noticia de los hemos, se adoptaron las medidas canónicas pertinentes”, si bien no se aclara cuál será la decisión que se adoptará con respecto al sacerdote. En cualquier caso, la nota extremeña remata con una petición de “prudencia y respeto a todas las personas implicadas”.