“El amor está en boca de muchos ‘influencers’ y en los estribillos de muchas canciones. Pero ¿qué es?”, ha preguntado el Pontífice durante su catequesis sobre la caridad en la audiencia general
El papa Francisco ha continuado hoy su ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes hablando de la tercera virtud teologal: la caridad. Las otras dos, la fe y la esperanza, ya fueron reflexionadas los dos miércoles pasados durante la audiencia general. Ante una abarrotada plaza de San Pedro, el Pontífice ha recordado que la caridad “ensancha inmediatamente el corazón, ensancha la mente”.
“Hoy en día el amor está en boca de todos, está en boca de muchos ‘influencers’ y en los estribillos de muchas canciones. Hablamos mucho del amor, pero ¿qué?”, ha comenzado preguntándose Jorge Mario Bergoglio.
En este sentido, Francisco ha aclarado que “no el amor que sube, sino el amor que desciende; no lo que toma, sino lo que da; no lo que aparece, sino lo que está oculto”. Y “aunque de palabra todos aseguren que son buenas personas, que aman a sus familiares y amigos, en realidad saben muy poco del amor de Dios”, ha señalado.
Según sus palabras, “los cristianos son capaces de todos los amores del mundo: ellos también se enamoran, más o menos como todos los demás. Ellos también experimentan la benevolencia que conlleva la amistad. Ellos también experimentan el amor a la patria y el amor universal por toda la humanidad”.
Pero “hay un amor mayor, un amor que viene de Dios y se dirige hacia Dios, que nos permite amar a Dios, hacernos amigos suyos, nos permite amar al prójimo como Dios le ama, con el deseo de compartir la amistad con Dios, este amor, por causa de Cristo, nos empuja hacia donde humanamente no iríamos: es el amor a los pobres, a los que no son amables, a los que no nos aman y no son agradecidos. Es amor por lo que nadie amaría; incluso por el enemigo. Esto es ‘teológico’, esto viene de Dios, es obra del Espíritu Santo en nosotros”, ha insistido.
Como ha afirmado el Papa, “el amor es caridad”. “Inmediatamente nos damos cuenta de que es un amor difícil, incluso imposible de practicar si no vivimos en Dios. Nuestra naturaleza humana nos hace amar espontáneamente lo bueno y lo bello. En nombre de un ideal o de un gran afecto también podemos ser generosos y realizar actos heroicos. Pero el amor de Dios va más allá de estos criterios”.
Y ha continuado: “El amor cristiano abraza a los que no son amados, ofrece perdón, el amor cristiano bendice a quienes maldicen, mientras que nosotros estamos acostumbrados, ante un insulto o una maldición, a responder con otro insulto, con otra maldición. Es un amor tan atrevido que parece casi imposible, sin embargo es lo único que quedará de nosotros”.
Y es que “el amor es la ‘puerta estrecha’ por la que pasar para entrar en el Reino de Dios”. “Porque en la tarde de la vida no seremos juzgados por el amor genérico, seremos juzgados precisamente por la caridad, por el amor que hemos tenido en términos concretos”, ha puntualizado.
En su saludo a los peregrinos de la lengua española, ha pedido al Señor que “aumente nuestra caridad y nos conceda un corazón abierto, un corazón generoso para que no seamos indiferentes ante las necesidades de los demás”.
Por otro lado, ha dirigido unas palabras a Afganistán, “duramente afectado por las trágicas inundaciones que han causado numerosas pérdidas de vidas humanas, incluidas niños, y siguen provocando la destrucción de numerosos hogares”. “Rezo por las víctimas, especialmente por los niños y sus familias, y hago un llamamiento a la comunidad internacional para que proporcione inmediatamente la ayuda y el apoyo necesarios para proteger a los más vulnerables”, ha indicado.
Por su parte, ha vuelto a rezar por la paz. “No olvidemos a la atormentada Ucrania; no olvidemos a Palestina, Israel y Myanmar. Oramos por la paz, oramos por todas las personas que sufren por la guerra. Todos juntos, con el corazón grande, recemos por la paz definitiva, y porque no haya más. Porque la guerra es siempre una derrota: ¡siempre!”, ha subrayado.