Los obispos españoles recuerdan a las clarisas de Belorado que la Iglesia se reforma desde dentro

El secretario general de la CEE ha señalado que “ha habido santos que quisieron purificar la Iglesia, como los propios san Francisco o santa Clara, pero no la abandonaron, sino que se quedaron en su seno”

El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, César García Magán

Estupefacción y dolor son los sentimientos más comunes en la Iglesia española desde que las clarisas de Belorado (Burgos) anunciasen su decisión de abandonar la Iglesia católica. Cesar García Magán, secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ha explicado este viernes a EFE que “es una situación de pena que una comunidad que era floreciente, con hermanas jóvenes, haya tomado esta decisión tan grave como es romper la comunión con la Iglesia, romper la comunión con el Papa”.



Asimismo, García Magán ha calificado la situación que se está produciendo de “lamentable”, en particular para las otras hermanas clarisas de España, con las que la Conferencia Episcopal está en contacto y para las que, asegura, “es un motivo de dolor que en esa familia franciscana se haya producido esto”, ha añadido. “Están sorprendidas, desconcertadas y doloridas y están rezando para que esta situación se pueda reconducir”, ha manifestado.

Por otro lado, García Magán ha asegurado que Mario Iceta, arzobispo de Burgos, continúa “intentando dialogar con las hermanas” de Belorado con el objetivo de que reconsideren “esa grave decisión”. Una de las hermanas, ha apuntado, se trasladó a otro monasterio, por lo que el arzobispo de Burgos “quiere garantizar si ha sido una decisión de verdad de toda la comunidad” o no. “Porque a lo mejor hay ahí influencias no positivas de terceras personas que se han presentado en el ámbito del monasterio”, ha añadido.

Pablo de Rojas, detrás de lo ocurrido

“Es público y notorio que hay un obispo que está excomulgado, que está fuera de la Iglesia católica” y que forma de un grupo “que está considerado y catalogado por los especialistas como una secta”, ha comentado en referencia al fundador de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, Pablo de Rojas. “Yo no sé que grado de influencia tiene en la comunidad, pero lo que es cierto es que él está detrás de la comunidad y de esta acción”, ha apuntado García Magán, indicando también que el sacerdote que está asistiendo a la comunidad de Belorado como capellán “es una persona de este ámbito”.

Por último, el secretario general de la CEE ha recordado que, a lo largo de la historia, ha habido santos que quisieron purificar la Iglesia, como los propios san Francisco o santa Clara, fundadores de la orden en el siglo XIII, o unos siglos más tarde santa Teresa, san Ignacio de Loyola, san Francisco Javier o san Juan de la Cruz. Sin embargo, ellos no la abandonaron, “sino que se quedaron en su seno con su vida y su testimonio”.

“La gente está perpleja”

Por su parte, el obispo de Bilbao, Joseba Segura, ha afirmado este viernesa los medios que entiende que “la gente esté perpleja por lo que está pasando”. “Yo no puedo entrar a valorar si lo que hay aquí es un ejercicio libre, de unas personas que tienen unas convicciones”, ha señalado, “pero lo que es llamativo es que hayan vivido en la Iglesia, de una forma apacible, y que en el último año algo ha pasado que les ha llevado a tomar una decisión tan drástica, tan radical, que tiene tantas consecuencias”. Por eso, para Segura es extraño que “todas las monjas, porque algunas sí lo habrán hecho” hayan actuado libremente y considerando todas las consecuencias.

“Produce pena pensar que mujeres que han dedicado toda su vida y han recibido los votos en una iglesia y que han celebrado también con sacerdotes de esa Iglesia de pronto tomen una decisión que les deja fuera de todo eso”, ha considerado Segura.

Ha evidenciado que “muchísima gente” ha estado muy cerca de estas monjas y del convento, y esa gente “no entiende lo que ha pasado. Está perpleja y también triste”. El prelado, no obstante, ha expresado “una gran respeto por lo que las clarisas puedan decidir”, y ha precisado que “no hay nada que se pueda obligar a hacer”.

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