La Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) ha presentado un documento que recoge la voz (y el sentir) de los 150 mil religiosos del continente a partir de la pregunta: ¿Cómo ser una vida religiosa sinodal en misión?, que han remitido a la Secretaría general del sínodo de cara a la segunda vuelta del Sínodo 2021-2024 en octubre.
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Es así como ha establecido ‘cinco provocaciones’ para vivir “en el espíritu de la sinodalidad” desde su consagración: Misión y conversión pastoral, obediencia y modelos relacionales, formación para la sinodalidad, ejercicio de la autoridad y renovación de las estructuras
Han llegado a una conclusión: “La sinodalidad lo permea todo, la vida, la misión, la calidad de las relaciones, la manera de entender el liderazgo, de vivir la autoridad y la obediencia”. Fue una consulta hecha a sus 22 confederaciones nacionales.
Pero para lograr este cometido es prioritario “configurar la vida religiosa al estilo de Jesús”, que “nos conduce a recorrer un itinerario de conversión, en la convicción de que los procesos de reforma auténticos se desarrollan poniéndonos en relación con las otros y acogiendo la llamada a la necesaria conversión personal-actitudinal, institucional-estructural”.
Plenitud de la vocación bautismal
La CLAR ha recordado que en su 49.ª Junta directiva se han inspirado en esta convicción sinodal, fundamentada en la “dinámica de oración y el método de la conversación en el Espíritu”.
Consideran que con este documento han logrado “un insumo que sea alimento para el camino de la Vida Religiosa que peregrina por este continente” en medio de la diversidad de carismas se encaminan hacia “la plenitud de su vocación bautismal, al servicio del Santo Pueblo Fiel de Dios”.
La centralidad de la escucha, el discernimiento y la conversión resultan vitales en el actual contexto eclesial y “se erigen como caminos indispensables para renovar la Vida Religiosa hacia una Iglesia Sinodal en Misión”.
Para ello, es necesario “priorizar la apertura a los clamores del Espíritu en los pueblos y en los territorios, así como repensar y recrear los procesos formativos que favorezcan la madurez humana y cristiana”.
Todo pasa por la formación para la sinodalidad, cuya base se encuentra en la autonomía referenciada, el reconocimiento y potenciación de los dones personales, así como la integración de la diversidad cultural y generacional.
Cambios de mentalidad
Para los religiosos el ejercicio de la autoridad también “requiere una profunda transformación, inspirada en el modelo de Jesús como servicio y cercanía. La autoridad debe ejercerse en un espíritu de comunión y participación, promoviendo la corresponsabilidad y el diálogo inclusivo”.
Por tanto, un nuevo ejercicio de la autoridad urge de relaciones fraternas y colaborativas, “libres de jerarquías y privilegios, es esencial para una Vida Religiosa comprometida con la justicia y la dignidad humana”.
La CLAR considera que la renovación de las estructuras “se presenta como un desafío fundamental para responder a la realidad actual desde el evangelio y los carismas propios”, amén de la fidelidad creativa y la apertura al cambio como “pilares en este proceso, que requiere la activa participación de todas las expresiones de Vida Religiosa”.
Esto requiere la flexibilización de estilos y costumbres comunitarias, así como la legislación de cambios estructurales que “promuevan la participación de todos los miembros, son pasos hacia una Vida Religiosa más sinodal y misionera”.
Foto: CLAR