Religiosas y religiosos de Chile se comprometen a mantener una voz profética

En su Asamblea, la CONFERRE acordó celebrar el Jubileo 2025 y fortalecer la sinodalidad en la vida consagrada

Dar más pasos hacia una cultura del consenso en un constante discernimiento para la vida, a una escucha activa y fructífera, a un diálogo con sentido de futuro, a un silencio transformador y creativo, es uno de los acuerdos adoptados por las superioras y los superiores de la Conferencia de Religiosas y religiosos de Chile (CONFERRE), en su reciente 54ª asamblea anual.



Después de 3 días de reflexión en grupos, escucha a expositores y mucho tiempo de oración, dicen en su mensaje conclusivo: “A la luz de los ejes del sínodo, el rostro de la Iglesia sinodal, todos discípulos, todos misioneros, y tejer lazos, construir comunidad, deseamos profundizar en nuestras comunidades estos elementos e invitar a trasmutar del típico modo de los eventos a la revalorización y aprendizaje  de la experiencia de los PROCESOS que enriquecen, enseñan, muestran el norte, que dan luces para un caminar en conjunto en la diversidad, en la comunidad, en la misión, en las realidades sociales y en el contexto mundial del que somos parte”.

Continúa el mensaje: “Estamos llamados, dentro de roles y misiones definidas, a reactualizar una COMUNIÓN que irradia a Cristo, una MISIÓN que crece en corresponsabilidad y a generar, con autoridad, mayor PARTICIPACIÓN y responsabilidad”.

Diálogo y encuentro

En el mensaje, los religiosos y religiosas señalan que se han propuesto, en clave de sinodalidad, “seguir creando con esperanza más espacios y lugares dentro de la Vida Consagrada, que acrecienten el diálogo y el encuentro; mantener una voz profética en medio de una cultura que requiere y nos exige mayor respeto por la dignidad humana, el cuidado de las minorías y del medio ambiente, en palabras concretas, no olvidarnos de los migrantes, de la prevención de abusos de toda índole, de la responsabilidad política en la promoción y protección de la vida desde la educación y la formación en redes y en comunión. Trabajando y colaborando en igualdad con laicos y laicas de nuestras familias carismáticas”.

También se proponen “revalorar y promover nuestra opción de vida que se hace fecunda en la fraternidad de la Vida Consagrada y en la primacía del Evangelio favoreciendo con el testimonio de vida el surgimiento de nuevas vocaciones para la Iglesia”.

Terminan su mensaje “promoviendo una vida consagrada que festeja, goza y se alegra en Cristo resucitado y comparte su opción de vida en el Jubileo al que nos ha invitado el Papa. Es una gran oportunidad para experimentar el caminar juntos. Hemos decidido celebrar esta fiesta jubilar entre el 15 de agosto de 2024 y el 15 de agosto de 2025. Queremos soñar y proyectarnos a través de ideas que podrían llegar a hacerse vida, por ejemplo, en un Congreso de la Vida Consagrada, en peregrinaciones, testimonios vocacionales, encuentros zonales, etc.;  todos impulsos que visualicen y promuevan una vida Consagrada intercongregacional e intergeneracional que aún tiene mucho que decir y mostrar, una vida cuyo sentido es el seguimiento de Jesucristo y que con su testimonio motiva y renueva nuestra propia historia vocacional y también invita a jóvenes a responder desde su identidad al llamado de Dios”.

Gratitud a consagrados

La Asamblea fue inaugurada por el nuncio apostólico en Chile, Alberto Ortega, y finalizó con una eucaristía que presidió el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí.

Ortega aprovechó la oportunidad para despedirse de las religiosas y religiosos con ocasión de su traslado a Venezuela, que se concretará el próximo mes. El Nuncio mantuvo permanente diálogo con la mayoría de las congregaciones religiosas del país.

El arzobispo Chomalí agradeció el testimonio de las personas consagradas en obras de caridad, colegios, con adultos mayores, con los migrantes y con los más pobres. Advirtió sobre “la tentación de confundir evangelización con estrategia de marketing”, y dijo que el mensaje de la Conferre es una muestra de que en la Iglesia hay mucha unidad. Enfatizó algunas líneas de Iglesia, “sobre todo en un mundo muy cambiante”, señaló la mirada a la realidad de pobreza y soledad; la fraternidad y la experiencia de solidaridad, y en definitiva, vivir el mandamiento del amor.

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