España

Joseba Louzao: “El mundo nos está pidiendo continuamente que demos razón de nuestra fe y nuestra esperanza”





“Vivimos tiempos paradójicos y exponenciales, acelerado social y tecnológicamente”. Con esta premisa, Joseba Louzao, director del Centro Universitario Cardenal Cisneros, realizó una fotografía panorámica para comprender el escenario en el que la Iglesia se mueve para el anuncio de la Buena Noticia.



Este bilbaíno de 41 años pronunció la primera ponencia de las VIII Conversaciones PPC, organizadas por la editorial y el Instituto Superior de Pastoral, que en esta edición  se celebran en Madrid bajo el lema ‘Para evangelizar, ¿todo vale? Pluralismo en la transmisión de la fe’.

Coctelera de tensiones

Louzao realizó una exhaustiva radiografía poliédrica que le llevó a mirar al pasado más reciente de nuestro país para llevar a cabo algo más que un análisis sociodemográfico. “Vivimos en una coctelera cargada de tensiones en la que los cristianos nos vemos interpelados para anunciar al Dios de Jesús”, expresó. El historiador puso sobre la mesa el desafío que lanza ‘Gaudium et spes’ que llama a los católicos a “navegar por el mundo de una manera más positiva”. “Si soy un pesimista y voy con el diálogo del mundo con esa actirud, voy a obtener unos frutos o no”, dejó caer.“El mundo nos está pidiendo continuamente que demos razón de nuestra fe y nuestra esperanza”, compartió después.

Desde ahí, invitó a responder a las preguntas de nuestro tiempo desde la mirada del Evangelio, no a otras preguntas. Y todo, en el marco de una sociedad con un creciente ateísmo, agnosticismo y sincretismo, amén de un pluralismo religioso. Louzao se detuvo en cómo “nos encontramos ante un nuevo modelo de militancia atea que viene desde el mundo anglosajón, una generación que tiene sus propios grupos y realidades”. Por otro lado, apreció que “el pluralismo es muy bueno y muy sano para todas las tradiciones religiosas”.

La identidad como eje

A esto se suma algún elemento específico propio de nuestro país: “Los fundamentos católicos en los que se asentaba el franquismo se fueron por el desagüe del Concilio Vaticano II”. En este contexto, el investigador considera que “el tema de la identidad está en el centro y nos desafía de una manera directa como cristianos”. “Tenemos que apostar por redescubrir que tenemos una oferta que importa en relación al sentido, al quien soy yo”, defendió. Justo después, sugirió como prioridad el apostar por “una cultura vocacional” que pase por “una manera de ser y de estar en el mundo”.

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