Otra significativa intervención en el Congreso Internacional de la Pontificia Universidad Urbaniana, celebrado este 21 de mayo en Roma para conmemorar el primer centenario del Concilio Sinense, ha sido la del secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin. Difundida por ‘Vatican News’, en su ponencia, que ha seguido la línea marcada por el Papa y por Joseph Shen Bin, obispo de Shangái, el ‘número 2’ vaticano ha celebrado la figura de Costantini, que, gracias a una “comunión” basada en la interculturalidad y en la llamada a todas las personas, “cualquiera que sea su pertenencia nacional”, ofreció “la mejor garantía de una fe alejada de intereses políticos externos y firmemente anclada en la cultura y la sociedad locales”.
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Para el purpurado italiano, Costantini “llevó a cabo un trabajo incansable, no exento de dificultades, retrasos y resistencias, para que el Evangelio de Cristo arraigara en suelo chino y fuera compatible con la sociedad y la cultura locales”. Algo que evidenció en este significativo escrito suyo: “El Papa quiere que los católicos chinos amen a su país y sean los mejores entre sus ciudadanos. El Papa ama a todas las naciones, como Dios, de quien es representante; ama a China, vuestra noble y gran nación, y no la sitúa después de ninguna otra”.
Un legado que llega hasta hoy
Para Parolin, “su legado llega hasta nuestros días, que también ven, desde 2018 hasta hoy, un fortalecimiento de las relaciones mutuas entre la Santa Sede y la República Popular China a través del Acuerdo Provisional sobre los nombramientos de obispos”. Un pacto que “a todos nos interesa que se pueda renovar y también que se puedan desarrollar algunos puntos”, siempre con el anhelo de tener “una presencia estable en China”.
A un nivel más concreto, aunque el entendimiento con el régimen comunista aún “no pueda tener la forma de una representación pontificia y de una nunciatura apostólica”, sí podría ampliarse hasta “aumentar y profundizar nuestros contactos”. “Este es nuestro objetivo”, ha remachado.