Después de diez años de mandato de Stanislaw Gadecki al frente de la Conferencia Episcopal de Polonia, tras encadenar dos quinquenios y no poder optar ya a otra reelección, en la plenaria de marzo, los obispos polacos eligieron sucesor a Tadeusz Wojda, arzobispo de Gdansk.
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A sus 67 años, además del evidente cambio generacional, en algunos sectores eclesiales también se aventuraba una cierta “apertura” bajo su mandato respecto a Gadecki, marcadamente conservador. Con todo, puesto que solo llevaba siete años ejerciendo la tarea episcopal, el mismo Wojda reconoció su sorpresa: “Es un reto enorme. No esperaba que me eligieran”.
Un caso de 2021
Sin embargo, tal y como ya se especuló hace dos meses en medios locales, su designación podía ser conflictiva. Y es que sobre el prelado recaía la acusación de haber actuado con negligencia tras las denuncias de dos jóvenes de su diócesis que, en 2021, denunciaron haber sufrido presuntos abusos sexuales por parte de un sacerdote. Ahora, este 20 mayo, hasta 46 personas que se identifican como víctimas de la pederastia eclesial han hecho pública una carta colectiva en la que reclaman la “dimisión” del presidente del Episcopado; al menos, “hasta que se aclaren las acusaciones contra él”.
Maciej Kwiecien, portavoz de la Archidiócesis de Gdansk, ha aclarado estos días que el caso del sacerdote acusado “se está tratando con el debido cuidado y de acuerdo con las directrices de la Santa Sede”.
Se abordará en la plenaria
También ha reaccionado el portavoz de la Conferencia Episcopal, el sacerdote Leszek Gesiak, que se ha limitado a comentar que esta petición se “abordará” en la próxima plenaria. De hecho, en la carta de las víctimas, estas reclaman que una delegación suya sea invitada a participar en la asamblea de los obispos para que, además de poder mostrar su posición en el caso de Wojda, ellas puedan contribuir a que se establezcan unos nuevos parámetros por los que la Iglesia polaca siga las directrices de la Santa Sede en la lucha contra los abusos.
Concretamente, se demanda que la comisión de investigación independiente, que los obispos anunciaron hace más de un año, para investigar los casos de abusos sexuales en la Iglesia desde 1945, inicie al fin su trabajo.