El estudio, elaborado mano a mano con el Centro Reina Sofía de FAD Juventud, concluye que “las redes se revelan como espacios vitales donde se expresan y comparten preocupaciones cultivando sus amistades”
“Contrariamente al estereotipo que asocia lo digital con el aislamiento, las redes sociales pueden favorecer que los y las adolescentes desarrollen los lazos de amistad necesarios para construir su identidad”. Esta es una de las principales conclusiones del informe ‘Jóvenes y amistad 2023’, elaborado mano a mano por la Fundación SM y el Centro Reina Sofía de FAD Juventud.
Sin embargo, “no todos logran crear esa red de seguridad, enfrentando riesgos de desequilibrios personales. Esto no solo afecta a la formación de su identidad personal, sino que también influye en sus acciones: las rutinas, los hábitos y la forma en que abordan las actividades y la vida en general”, agrega el investigador y autor del estudio, Ignacio Megías.
La presentación, celebrada hoy en el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo (Madrid), ha contado también con la presencia de la directora general de la Fundación SM, Mayte Ortiz; la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín Padura; la coordinadora de Investigación y Evaluación Educativa de la Fundación SM, Ariana Pérez Coutado; y la directora del Centro Reina Sofía de Fad Juventud, Anna Sanmartín.
Según recoge el estudio -elaborado gracias a más de 40 entrevistas a jóvenes españoles, a través de cinco grupos de discusión y tres grupos triangulares-, la pandemia de COVID-19 puso a prueba la resiliencia de estas relaciones. En momentos de interacción limitada, la investigación demuestra que las herramientas digitales fueron esenciales para mantener y fortalecer las amistades.
“Lejos de promover el aislamiento, las redes se revelan como espacios vitales donde adolescentes y jóvenes no solo se expresan y comparten preocupaciones, sino también gestionan su intimidad con madurez. Estas plataformas digitales, criticadas a menudo por ‘superficializar’ las relaciones, en realidad tienden a fortalecer los lazos de amistad y facilitan una comprensión mutua profunda”, recoge el informe.
A través de las redes sociales y comunicaciones digitales, “los jóvenes han aprendido a apreciar la soledad sin sentirse solos, un equilibrio esencial para autocuidado personal. Las tecnologías, lejos de ser un vehículo de desconexión, han permitido a jóvenes y adolescentes establecer límites y fomentar el autoconocimiento”.
Además, la juventud muestra una notable responsabilidad en la comunicación mediada por la tecnología. “Están perfectamente sensibilizados de no dejar a sus amistades ‘colgadas’ en las conversaciones digitales, conscientes del impacto emocional que pueden tener sus acciones. Esta actitud cuidadosa refleja un compromiso serio con la empatía y la consideración hacia los demás”, sostienen.
Para muchos jóvenes, “los amigos y amigas se convierten en una ‘familia elegida’, un testimonio de cómo la línea entre las relaciones familiares y de amistad se está desdibujando. Este fenómeno resalta cómo la juventud valora y prioriza las relaciones basadas en la confianza, el respeto mutuo y la afinidad emocional”.
Como recoge el informe, “uno de los principales desafíos que enfrenta la juventud en el contexto digital es la gestión del tiempo de respuesta. Ante la presión por responder de forma inmediata, muchos y muchas jóvenes están estableciendo límites claros y aprendiendo a priorizar interacciones significativas sobre la rapidez, reduciendo así la ansiedad asociada a una comunicación constante”.
Otro desafío es la sensación de saturación y sobreexposición digital. Para combatir la fatiga digital, los jóvenes optan por períodos de desconexión, enfocándose en actividades fuera de la esfera digital. Esta práctica no solo preserva la intimidad, sino que también fomenta relaciones más profundas y auténticas cara a cara.
La comunicación emocional efectiva es otro aspecto que plantea desafíos en el entorno digital. En respuesta a la ausencia de señales no verbales en la comunicación digital, los y las jóvenes utilizan emojis, gifs y otros elementos visuales para añadir una dimensión emocional a sus conversaciones, lo que ayuda a prevenir malentendidos y enriquecer la interacción.
“La desconexión voluntaria se está convirtiendo en una declaración de autonomía y salud mental. Elegir cuándo y cómo desconectarse está siendo reconocido como una habilidad esencial para mantener relaciones saludables y duraderas, fomentando así la independencia personal y el respeto mutuo entre amistades”, afirman los investigadores.
Pero el estudio no solo se centra en las redes sociales. ¿Cómo entienden los y las jóvenes la amistad? ¿Cómo se mantiene en el tiempo? ¿Cuáles son los pilares o valores unidos a ella (confianza, sinceridad, lealtad, reciprocidad, etc.)? ¿Qué diferencia a una buena amistad de otra que no lo es? ¿Se establecen jerarquías en las relaciones de amistad? ¿El género influye en cómo abordar la amistad?
En síntesis, el informe revela las perspectivas actuales y la importancia que la juventud española otorga a la amistad, destacando cómo estas relaciones influyen en su bienestar y desarrollo social.
Según la investigación, sin amistad, adolescentes y jóvenes enfrentan riesgos significativos para su desarrollo emocional y social. La juventud valora la confianza, sinceridad y reciprocidad como elementos esenciales en la formación de relaciones de amistad duraderas.
El estudio destaca también los esfuerzos de la juventud española por superar estereotipos de género y fomentar relaciones amistosas más empáticas y auténticas entre diferentes géneros.
Los investigadores señalan que la amistad sigue siendo uno de los pilares básicos en la jerarquía de valores juveniles y entre las cosas que consideran más importantes, ofreciendo un bastión de estabilidad para la juventud en España. Ellos reconocen la trascendencia que tienen los amigos como referente esencial fuera de la familia, que hasta la adolescencia constituye prácticamente el universo completo de su vida.
¿Por qué la amistad supone un pilar central en la adolescencia? “Porque proporciona a la juventud la sensación de ser valorados, ofreciendo un espacio donde alguien capaz de entenderlos realmente los escucha y respeta. En definitiva, sienten que ‘importan’, y eso otorga seguridad”.
Además, “señalan que las amistades no solo te muestran cómo eres, sino que también te enseñan cosas que te mejoran como persona. Actúan, en cierta medida, como una malla de seguridad, generando sensaciones fundamentales para el desarrollo social y personal tales como la integración, la empatía, la lealtad, la confianza o el respeto”, subraya el informe.