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Jean-Paul Vesco sobre el diaconado femenino: “Lo que hoy parece inimaginable, mañana será natural”

El arzobispo de Argel considera que existen al menos tres razones principales para el rechazo del Papa a esta cuestión, que muestran la complejidad de la misma





Durante una entrevista concedida el 21 de mayo a la cadena estadounidense CBS, el papa Francisco confirmó la exclusión de la cuestión de la ordenación diaconal de las mujeres de la reflexión del Sínodo sobre la Sinodalidad en la Iglesia. “Las razones de esta decisión son, sin duda, múltiples. Se pueden reducir legítimamente a la convicción íntima del Santo Padre forjada en la oración, eso es suficiente. Todavía es posible considerar al menos tres razones”. Así lo ha expresado el arzobispo de Argel Jean-Paul Vesco, en un artículo publicado por La Croix.



“La primera razón es la responsabilidad del Sumo Pontífice como guardián último de la unidad de la Iglesia”, explica. “Le corresponde estimar los límites de su ‘elasticidad’ en su inmensa diversidad geográfica, histórica, cultural e ideológica”, dice el arzobispo, señalando, como ejemplo, la reacción al documento Fiducia Supplicans, ya que “mostró la extrema dificultad de tener ahora una sola palabra audible en todos los continentes como sociedades, y las relaciones de la Iglesia con cada una de estas sociedades son tan diversas”.

“Sobre la candente cuestión del lugar de la mujer en la vida de la Iglesia, y la brecha con su lugar en la sociedad en los cuatro rincones del mundo, el pontificado del papa Francisco ha movido líneas que eran difíciles de imaginar”, continúa Vesco. “El horizonte se descubre al caminar y lo que ayer parecía inimaginable, como el nombramiento de mujeres para las más altas responsabilidades de la Curia, hoy se vuelve natural. Del mismo modo, lo que hoy parece inimaginable, mañana será natural”, asevera.

La cuestión del sacramento del orden

Por otro lado, el arzobispo señala que la segunda razón “se encuentra en la cuestión central del sacramento del orden”. “¿Abrir el acceso al sacramento del orden a las mujeres a través de la ordenación diaconal implica un trabajo saludable en nuestro cuerpo eclesial, o implica un cambio de cuerpo imposible?”, se pregunta. “El Santo Padre parece haberse decidido por la segunda respuesta”.

Por último, el arzobispo señala que la tercera razón “se encuentra en el deseo del Santo Padre de luchar contra los riesgos de abusos inherentes a lo que él llama clericalismo, abusos a los que la comunidad masculina no es ajena”. Además, “si el acceso a las órdenes sagradas está actualmente cerrado a las mujeres, la distribución de misiones entre clérigos y no clérigos no es inmutable”.

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