“Tal vez entre vosotros haya un nuevo Miguel Ángel que hará una cúpula hermosa como esta, o un nuevo Galileo, que descubrirá otros mundos, otros planetas. O, tal vez, entre las niñas haya una científica como Rita Levi Montalcini y ganará un Nobel. O tal vez un Papa, ¡tal vez haya un Papa entre vosotros!. Así se dirigía el actor y director italiano Roberto Benigni ayer a los niños y niñas congregados en la plaza de San Pedro para la clausura de la Jornada Mundial del Niño.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- PODCAST: Las apariciones de lo cotidiano
- Regístrate en el boletín gratuito
En presencia de Francisco –quien personalmente le había convocado y a quien, tal como subrayó el actor, le une “un gran afecto”–, Benigni habló a los más pequeños durante media hora en la que les invitó a soñar acerca de su futuro. Un futuro en el que, por qué no, uno de ellos podría ser Papa.
“O tal vez haya dos o tres”, continuó Benigni, “nunca se sabe, todo es posible dentro de 50 años”. “¿Quién quiere ser Papa? ¡Que levante la mano!”, animó el actor, a cuya pregunta respondieron tanto niños como niñas con la mano alzada. “¡Santidad!”, dijo refiriéndose a Francisco, “¡aquí hay una veintena! ¡Hay que agrandar el Vaticano!”.
“Sería hermosísimo. Y todo es posible. Mirad que aquí estamos en la Ciudad del Vaticano, que es la ciudad del Señor, el Reino de Dios. Y en el Reino de Dios cualquier cosa es posible, también que uno de vosotros se convierta en Papa. Tal vez aquí haya dos o tres santidad. Tal vez el primer Papa africano de la historia, o asiático, quién sabe. O, tal vez, de un barrio humilde de Roma, ¡un Papa de Testaccio sería hermosísimo!”, añadió Benigni. “¡O una niña, el primer Papa mujer de la historia! ¡Madre mía, hablarían de eso hasta en la luna, sería extraordinario!”.
“Cada uno de ustedes es el protagonista de una historia que nunca se repetirá. Ustedes son los héroes. ¡Hagan las cosas difíciles! ¡Sueñen! Es lo más hermoso del mundo”, aseveró el cómico toscano. “Para soñar”, subrayó, “no hay que cerrar los ojos. Hay que abrirlos”.
Creadores de paz
Asimismo, Benigni animó a los niños presentes a ser artífices de paz en un mundo “gobernado por personas que no saben lo que es la misericordia, lo que es el amor. Y por eso cometen el más estúpido de los pecados, la guerra: una palabra fea, que lo ensucia todo. Hay que acabar con esto”.
“Estoy convencido”, añadió, “de que entre ustedes hay quienes encontrarán la palabra para detener la guerra, debemos buscarla juntos”. Y es que, para Benigni, “en la historia de la humanidad sólo se ha expresado una buena idea. Quien lo hizo fue Jesús en el Sermón de la Montaña: ‘Bienaventurados los misericordiosos’. Es una invitación dirigida a todos a ser ‘profundamente buenos’. ¡Sean profundamente buenos! La vida es amor y compasión infinita por el dolor que sufre la humanidad”.
